La historia de Thiago es la de un largo camino para lograr la familia tanto anhelaba. Tras pasar por un proceso de adopción, encontró en Karina y Enrique no solo a sus padres, sino también un hogar lleno de amor y contención.
El vínculo entre ellos comenzó hace cuatro años, cuando Karina, maestra particular y vecina de la familia de acogida donde vivía Thiago, empezó a ayudarlo con sus estudios. Lo que inició como una relación educativa pronto se transformó en un lazo profundo. "Desde el primer día tuvimos una conexión especial. Creo que Dios tenía todo planeado para que así fuera", recuerda Karina con emoción.
HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Con el tiempo, Thiago empezó a quedarse cada vez más en la casa de Karina y Enrique, sintiéndola como su verdadero hogar. Hasta que un día, con la determinación que solo un niño con un sueño puede tener, les dijo: "Quiero que sean mis papás". Sin embargo, el camino no fue fácil. En un momento del proceso, le comunicaron que debía ir con otra familia, una noticia que lo afectó profundamente. Pero Thiago nunca dejó de insistir en su deseo, y su voz fue escuchada.
Finalmente, la Justicia provincial concedió la adopción plena al matrimonio, dándoles el reconocimiento legal de lo que ya eran en el corazón de todos: una familia. La audiencia se llevó a cabo en la Sala de Presidencia del Palacio de Tribunales y estuvo encabezada por el juez Facundo Sayago, quien destacó la importancia de agilizar estos procesos para garantizar el derecho de los niños a crecer en un entorno amoroso y estable.
"Hoy es el broche de oro, el día que tanto esperamos con ansias, porque ahora tenemos el papel que dice lo que siempre sentimos: somos la mamá y el papá de Thiago", expresó Karina, visiblemente emocionada.
El caso de Thiago es un ejemplo de cómo el amor y la perseverancia pueden cambiar vidas. Su historia demuestra que, más allá de los trámites y los procedimientos judiciales, lo más importante en una adopción es escuchar el deseo del niño y darle la oportunidad de crecer rodeado de afecto y seguridad. Hoy, Thiago ya no solo sueña con una familia; la tiene.