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Argentina actualizará la lista roja de especies amenazadas: ¿cuáles son?

Se trata de una herramienta que permite no solo apuntar políticas de preservación u orientar investigaciones científicas, sino que también puede usarse para formular seguimientos detallados de la biodiversidad general.

Hoy 08:57

La categorización de los mamíferos en la Argentina según su riesgo de extinción, también conocida como Lista Roja nacional, tendrá una actualización durante este año para conocer el estado de conservación de cientos de especies. Se trata de una herramienta que permite no solo apuntar políticas de preservación u orientar investigaciones científicas, sino que también puede usarse para formular seguimientos detallados de la biodiversidad general.

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La categorización vigente, que data de 2019, contiene a 417 especies, de las cuales 98 se encuentran en los grupos “Vulnerable”, “En peligro” o “En peligro crítico”. Un estudio realizado en 2022 por un equipo de investigadores que también participa de la categorización señala que el 93% de las especies de mamíferos enfrentan alguna amenaza en el país.

Uno de los motivos principales son ciertas actividades productivas, hecho del que deriva la amenaza más considerable para los mamíferos: la pérdida y degradación del hábitat, algo que padece el 80% de las especies.

“Las categorizaciones se van actualizando para dar cuenta de los cambios que pudiera ir teniendo el estado de conservación de cada especie. En este momento nos encontramos abocados a trabajar en la actualización de esta categorización y buscamos tenerla lista y publicada para mediados de 2025″, explicó a TN Javier Pereira, coordinador general del proceso de Categorización de los Mamíferos de Argentina.

La categorización de las especies en los grupos Vulnerable, En peligro y En peligro crítico conllevan una serie de pautas. Algunas de ellas son la cantidad de ejemplares que desaparecieron en los últimos diez años o tres generaciones y los motivos por los cuales se dan esas pérdidas.

Ahí es cuando entran en juego diversos factores, como el avance de la frontera agropecuaria o la deforestación, que deriva en la pérdida de territorios para el desarrollo de estas especies.

“El avance de la frontera agropecuaria claramente se traduce en cambios en el hábitat de las especies. Cuando esos cambios quitan los recursos que las especies necesitan para vivir, como alimento o refugio, ese lugar ya no constituye hábitat para la especie”, explicó Pereira, que también es investigador independiente del Conicet.

Y agregó que, justamente, la pérdida de hábitat es la causa principal de la desaparición de ejemplares de roedores y marsupiales, dos de los grupos que más especies tienen incluidas en las tres categorías mencionadas. “Como son de los grupos de mamíferos más numerosos, el impacto en términos numéricos es muy alto”, aportó.

La especie con mayor valor de amenaza en Argentina (ecuación que realizan los investigadores a partir de varios factores) es el aguará guazú, que se distribuye mayormente en el Chaco Húmedo y el Chaco Seco, y puede llegar incluso hasta el sur del Litoral.

El aguará guazú no solo pierde hábitat producto de la deforestación en su hábitat (según datos de Greenpeace, hasta octubre del 2024, se deforestaron 103.816 hectáreas en el norte del país, con especial preocupación en las provincias de Santiago del Estero y Chaco) sino que sufre por los atropellamientos en las rutas santafesinas: el Ministerio de Ambiente de esa provincia reportó que nueve de cada diez fallecimientos de la especie en la provincia son por esa problemática.

Pereira destacó, entre las especies en peligro crítico al yaguareté, el mono carayá rojo y cinco especies de roedores cavadores “o especialistas en sobrevivir en ambientes desérticos”.

Respecto a las especies en peligro, mencionó al tatú carreta, el huillín, el pecarí quimilero, al menos tres especies de ciervos y varias de roedores. Entre las vulnerables, resaltó al oso hormiguero, el aguará guazú, el ocelote y el tapir: “En total, existen 7 especies categorizadas como En Peligro Crítico, 26 como En Peligro y 65 como Vulnerables”.

El coordinador de la categorización explicó que si bien es difícil hacer una relación directa entre la desaparición de ejemplares o la declinación de las especies con el cambio climático, sí contribuye a que se generen condiciones adversas que, luego, pasan a ser amenazas para los animales.

De hecho, en el estudio, los investigadores expresaron que el cambio climático representó una amenaza para el 8% de las especies que se evaluaron en 2019. Será un dato que se seguirá de cerca en la actualización para este año.

Además, reportaron que las especies más afectadas podrían ser aquellas que viven en territorios de altura o cercanas a la Antártida y resaltaron que el principal problema es el desarrollo de “eventos extremos” en relación con sequías, inundaciones e incendios que duran más tiempo y son más devastadores: “El cambio climático se presenta como una amenaza cuyos efectos deberían ser abordados en lo inmediato, sobre todo considerando que podría contribuir a exacerbar los efectos de otras amenazas que operan en simultáneo”.

En ese sentido, Pereira citó: “Si en algunas zonas el clima se hace más seco, las condiciones del hábitat se hacen más complicadas y eso puede representar pérdida de hábitat para muchas especies. Si eso hace que también la ganadería se complique, se puede dar que los ganaderos perciban que la competencia por el pasto entre sus vacas y los herbívoros silvestres se incremente, como ocurre ahora con el guanaco en Patagonia, y entonces decidan cazar o perseguir a los mamíferos silvestres creyendo que así están protegiendo a su ganado”.

“El incremento de la caza es una amenaza muy importante para muchas especies. En ese caso, la amenaza es obviamente la caza, pero lo que dispara esa amenaza es el cambio climático”, explicó.