Las fuerzas de seguridad se despliegan en los alrededores del Congreso, que está vallado.
Las expresiones más duras del sindicalismo, un amplio grupo de movimientos sociales ligados a la izquierda y distintas agrupaciones políticas cercanas al kirchnerismo concentran en las inmediaciones del Congreso con un doble propósito: manifestar su rechazo al veto que el presidente Javier Milei le impuso al dictamen de ambas cámaras para recomponer los haberes jubilatorios y mostrar su apoyo a la nueva iniciativa parlamentaria que hoy busca doblegarlo y darle fuerza de ley al proyecto.
La amplia convocatoria, que crece con los minutos y tendrá su cenit recién pasado el mediodía, tiene frente a sí un operativo policial no menos significativo: distintas fuerzas federales junto con el apoyo de la policía porteña buscarán mantener el control de las calles e imponer el protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Sobre la calle Riobamba, de espaldas al Congreso, se despliegan pequeños grupos de la policía motorizada, más de 20 unidades cargadas de efectivos de la Prefectura Naval, y una gran cantidad de uniformados de la federal. El tercer anillo que rodea al Congreso -cuyas inmediaciones se encuentran por estas horas liberadas-estará en manos de la policía porteña.
Una veintena de jubilados, cerca de las 11, forzaban sus gargantas frente a una hilera de uniformados, mientras entonaban “a este veto de mierda lo vamos a voltear con piquete y una huelga nacional”. La primera bomba de estruendo sonó minutos más tarde.
El clima de la manifestación está marcado por lo ocurrido hace dos semanas cuando la Policía Federal, con el Congreso como telón de fondo, se enfrentó con manifestantes luego de que Milei no promulgara la ley de aumentos de las jubilaciones. Los uniformados tiraron gas pimienta para extinguir la protesta, convocada por más de 30 organizaciones de jubilados y distintos sectores de la izquierda.