Pero, por otro lado, sostienen que existen riesgos de contagio. Y es que "el conflicto podría extenderse más allá de Gaza e Israel, provocando más tragedias humanas y afectando las economías no sólo de los países de la región, sino también de aquellos más alejados".
"Pelear con Hezbollah, un grupo militante fundamentalista con sede en el sur del Líbano que luchó con Israel durante décadas hasta principios de la década de 2000, es una posibilidad real. Esto probablemente devastaría la ya débil economía del Líbano", según Focus Economics. Y agregan que también existe la posibilidad de una guerra directa con Irán, un importante productor de petróleo y rival de Israel.
Sucede que ese país ha sido, durante años, el principal benefactor tanto de Hamás como de Hezbolá, y aunque por el momento no parece probable una guerra directa entre Irán e Israel, si ocurriera tendría un impacto potencialmente grande en la economía mundial. "Un conflicto que involucre a Irán podría llevar a que otros países se involucren (como Estados Unidos) y afectar significativamente el suministro de petróleo y, por lo tanto, aumentar su precio", sanciona el informe.
No obstante, esperan que, si se mantiene contenido, el impacto del conflicto en la economía global se limitará en gran medida al aumento de los precios del petróleo, que se están negociando por encima del nivel en el que estaban al inicio del conflicto, y esperan que es probable que esto siga siendo así en el corto plazo debido a que los inversores exigen primas de riesgo más altas.
Además, dentro de la región, el conflicto dañará las relaciones diplomáticas entre Israel y los países árabes, que han mejorado significativamente en los últimos años, particularmente desde los Acuerdos de Abraham de 2020, negociados por Estados Unidos, en los que Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos acordaron reconocer la soberanía de Israel.
Ahora parece poco probable que se produzca un mayor acercamiento entre Israel y los países árabes (en particular, Arabia Saudita), al menos en el corto plazo, lo que reducirá la estabilidad en la región y probablemente afectará las inversiones futuras.
“La duración y escala de la guerra dependerán de si se abre un segundo frente significativo en el Líbano o en Cisjordania (no es nuestro escenario principal). Es probable que ahora Israel lance una ofensiva terrestre, con el desafío de cómo gestionar una presencia prolongada en Gaza. Es probable una campaña prolongada (y por lo tanto un gobierno de emergencia más amplio)”, señaló a un analista de The Economist Intelligence Unit, la unidad de negocios independiente de The Economist.