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Opinión y Actualidad

El terremoto en Siria evidenció la injerencia occidental y su disminuida influencia en la región árabe

Más de cuatrocientos aviones aterrizaron en los aeropuertos de Damasco, Aleppo y Latakia, además del arribo de varios barcos, que ingresaron con ayuda humanitaria para el pueblo sirio tras la catástrofe de los terremotos que tuvieron lugar en esa nación y en Turquía a principios de febrero de 2023.

10/04/2023

Por Carmen Parejo Rendón
Para RT

"¿Cómo hacer llegar la ayuda humanitaria a un país en guerra, aislado diplomáticamente del mundo y sometido a sanciones internacionales?", se preguntó el periódico español El Mundo, en su edición del 7 de febrero.

Postura de EE.UU., Reino Unido y la UE

Siria se vio inmersa en un conflicto armado, iniciado en 2011, y que afortunadamente hoy es agua pasada. La mayor parte del territorio sirio se encuentra bajo control gubernamental y los focos violentos que aún permanecen activos están completamente localizados a nivel geográfico y sin posibilidad de extenderse. No obstante, las medidas coercitivas unilaterales de EE.UU., Reino Unido y la Unión Europea contra el país árabe se han mantenido y las tareas de reconstrucción de la nación se han visto atravesadas por esta dificultad añadida. Igualmente, la guerra mediática contra Siria se mantiene activa pese a las incongruencias de sus mensajes.

A raíz del terremoto, desde los medios de comunicación europeos nos transmitían la idea de que era imposible ingresar ayuda humanitaria al país. Sin embargo, salvo en algunas zonas de la provincia de Idlib —que no están bajo control gubernamental y cuyo paso dependía de Turquía—, lo cierto es que la ayuda de otros países se ha hecho efectiva sin dificultad.

La incongruencia del mensaje se puso de manifiesto cuando otros países de la región, como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Omán, Irak o Irán, hacían entrega de ayuda humanitaria al país. También desde fuera de la región, la Federación Rusa, China, Cuba o Venezuela sesumaron a la lista de países solidarios con Siria. ¿Era imposible hacer llegar ayuda humanitaria? ¿Está Siria aislada a nivel internacional?

Aunque previamente EE.UU. ya había utilizado el mecanismo de medidas coercitivas contra Siria, la mayoría de estas disposiciones se impusieron una vez que estalló el conflicto armado en 2011. La Unión Europea y el Reino Unido (tras el Brexit) también se unieron a estas medidas. Sin embargo, no podemos catalogarlas como sanciones, ya que no cuentan con el respaldo del organismo internacional pertinente. En marzo de 2017, las naciones trataron de establecer sanciones contra Siria, esta vez a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una resolución que finalmente no fue aprobada por el organismo.  

En 2019, el entonces presidente estadounidense Donald Trump promulgó la llamada Ley César, que autorizaba nuevas medidas coercitivas económicas contra el país árabe. Alena Douhan, tras su visita a Siria como experta en derechos humanos nombrada por la ONU, instó al mundo a levantar estas medidas coercitivas unilaterales contra el país, ya que agravaban más la situación de crisis y frenaban los esfuerzos para la reconstrucción de Siria tras el conflicto. A finales del mes de febrero de 2023, desde Naciones Unidas volvían a señalar la necesidad de acabar con estas medidas unilaterales. Más aún en el contexto generado tras el terremoto.

Ante este escenario, EEUU y sus socios europeos se han visto forzados a levantar de forma temporal, por seis meses, una parte de las medidas coercitivas impuestas por ellos mismos contra Siria. Como, por ejemplo, la posibilidad de realizar transacciones bancarias.

Igualmente, en el plano de lo simbólico, ha sido llamativo como en países como España, volvíamos a ver la bandera oficial siria en las campañas de solidaridad o en los programas de televisión que abordaban la situación tras el terremoto. Anteriormente, recordemos que uno de los elementos de la guerra mediática fue precisamente el uso de la bandera colonial que enarbolaban los llamados rebeldes sirios como si fuese la bandera oficial del país. Una especie de creación externa de un Estado paralelo autoproclamado al más puro estilo de Juan Guaidó en Venezuela, y que, como en la fantasía del país sudamericano, ha sido completamente aplastado por la realidad. A nadie le puede caber la menor duda de quién es el presidente de Siria y cuál es su Gobierno.

Otro punto destacado, volviendo a la pregunta que se hacía el periódico español, es el supuesto aislamiento de Siria. Lo cierto es que tras el terremoto lo que hemos visto ha sido precisamente la escenificación de que Siria no está sola. Incluso podríamos añadir que la tendencia hacia la normalización de relaciones con el país árabe, iniciada con anterioridad, se ha intensificado.

Reposicionamiento de Siria

Siria se está reposicionando a nivel internacional y regional. Tal y como atestiguan las recientes visitas de Estado del presidente Bashar al Assad a Emiratos Árabes Unidos y a la Federación Rusa, así como la recuperación de las relaciones diplomáticas con Túnez. Esta misma semana el presidente tunecino, Kais Saied, dio instrucciones para que se iniciaran los trámites para el nombramiento de un embajador de su país en Damasco.

Ese reposicionamiento también es evidenciado con el acuerdo de integración agrícola firmado por Siria, Líbano, Jordania e Irak, que refuerza la integración regional tras el período critico de los últimos años; o las conversaciones iniciadas por el gobierno sirio con Egipto o Sudán, que escenifican este reforzamiento de las relaciones internacionales del país árabe. A finales de marzo, además, se producía un nuevo encuentro entre las autoridades de Siria e India con el fin de fortalecer la cooperación entre los dos países en el ámbito de la educación superior y de la investigación científica.

Atendiendo a este escenario, lo que queda claro es que la República Árabe Siria no es un país aislado y poco a poco también está recomponiendo su papel —históricamente destacado— en la región de Asia Occidental y también en la esfera internacional general. Elementos que ayudarán a su vez en el proceso de reconstrucción y recuperación de la normalidad del país.

Es cierto que aún quedan tareas pendientes. Especialmente, en la esfera económica y de recuperación de la integridad territorial siria.

El pasado 3 y 4 de abril, la Cancillería rusa informó sobre las consultas cuatripartitas en Moscú, a nivel de viceministros de Relaciones Exteriores, de Rusia, Irán, Siria y Turquía. En 2015, el Consejo de Seguridad de la ONU, por iniciativa de Rusia, aprobó por unanimidad la Resolución 2254, que incluye una "hoja de ruta a un proceso de paz en Siria, estableciendo un itinerario" para las conversaciones entre las partes. Este encuentro en Moscú es parte de ese proceso en el que la República Islámica de Irán y la Federación Rusa están teniendo un papel destacado en la búsqueda de un acuerdo entre Turquía y Siria.

Disminuida influencia de Occidente en la región árabe

Aunque el terremoto es una situación adversa fruto de la naturaleza, no lo son las condiciones previas a dicho movimiento telúrico. Y aunque me podría extender sobre la situación interna y de relación, tanto de Turquía como de Siria, y que afectan directamente a estas negociaciones, me voy a centrar en esta ocasión en dos elementos que considero destacables: el primero es que estas conversaciones, en efecto, se están produciendo; y el segundo es que los mediadores son Irán y Rusia.

Este segundo punto es importante por la cada vez menor capacidad de influencia de los países occidentales en la región. Lo vimos previamente con la mediación de China para la reanudación de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán; y lo llevamos viendo desde hace ya un tiempo en el escenario sirio. Uno de los motivos fundamentales para comprender la merma de esta capacidad de influencia radica en el accionar de estos países en la región. Un accionar injerencista, que ha servido a la desestabilización y que ha provocado enfrentamientos directos con algunos países. Lo que les impide actuar de mediadores en ningún tipo de conflicto. Problemas que no tiene ni la Federación Rusa ni la República Popular China que mantienen buenas relaciones con distintas partes implicadas, lo que favorece su papel de mediador fiable y confiable para los Estados.

A su vez, previo al estallido del conflicto en 2011, la República Árabe Siria tenía pendiente un contrato comercial con la Unión Europea. Un acuerdo que en la actualidad podría ser beneficioso para ambas partes. Sin embargo, es altamente improbable que tras lo ocurrido estos últimos doce años, Europa pueda colaborar en la reconstrucción siria. La ruptura con esa nación escenifica una ruptura con los vínculos históricos en el Mediterráneo. Un elemento más de la desconexión europea con los países y regiones vecinas. ¿Es Europa la que está cada vez más aislada y no precisamente Siria?

El mundo es más amplio que EE.UU. y la Unión Europea, y el caso sirio es un ejemplo más de esta realidad que los socios atlantistas se empeñan en negar.

La injerencia occidental contra Siria se ha producido en el terreno político, militar y mediático. Este terremoto, pese a la desgracia, ha servido para desmontar una vez más la guerra de mentiras sobre Siria.