El seleccionado nacional ya sabe lo que es levantar una copa en el mítico estadio de Río de Janeiro.
En la memoria de corto plazo del fútbol argentino, el estadio Maracaná de Río de Janeiro remite a la decepción por la final perdida en el Mundial 2014 pero, medio siglo antes de esa derrota con Alemania, la Selección Argentina había dado una vuelta olímpica en el templo carioca, allí donde buscará revancha Lionel Messi.
La consagración de la "Albiceleste" ocurrió en 1964, en ocasión de la Copa de las Naciones, un torneo especialmente organizado por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) para agasajar en su país a equipo liderado por Pelé, ganador de la Copa del Mundo en Suecia '58 y Chile '62.
La competencia se configuró como un cuadrangular todos contra todos que Argentina, dirigida por José María Minella, se adjudicó con puntaje ideal y sin goles en contra después de vencer a Portugal (2-0), golear a Brasil (3-0) y derrotar a Inglaterra (1-0).
El título del seleccionado "albiceleste" fue inesperado por la caótica realidad que vivía el fútbol argentino en aquellos tiempos. La presentación en los últimos dos mundiales no había sido buena, como así tampoco la tarea en el Sudamericano '63 en Bolivia y mucho menos la preparación para ese torneo en la tierra de los bicampeones.
Sin embargo, todos esos factores quedaron en un segundo plano y Argentina debutó con buen pie en el Maracaná, al ganarle a Portugal 2 a 0 con tantos de Alfredo Rojas y Alberto "Toscano" Rendo, que fue figura del certamen.
La segunda fecha, el miércoles 3 de junio, marcaba el turno del clásico sudamericano ante un Brasil vencedor de los británicos por 5-0 en la jornada anterior. El juego tuvo lugar en el estadio Pacaembú de San Pablo y se presentaba como la anticipada final ante 70.000 personas.
Minella instruyó a José Messiano para que hiciera un seguimiento constante sobre Pelé y el defensor de Argentinos Juniors cumplió al pie de la letra con una marcación firme y rigurosa. Incómodo por la situación, el astro brasileño sacó de la cancha a su custodio con un cabezazo que provocó fractura de tabique.
En su reemplazo ingresó Roberto Telch, variante que a la postre resultaría decisiva para el desenlace del partido, cuya primera parte terminó 1-0 en favor de Argentina por un tanto de Ermindo Onega a los 43 minutos.
Brasil buscó la reacción en el segundo tiempo, siempre liderado por un Pelé que luego resultó acosado por el temperamental Antonio Rattín.
Después del 2-0 anotado por la 'Oveja' Telch, el local tuvo una gran oportunidad para regresar al partido con un penal que Amadeo Carrizo le tapó a Gerson. No era la noche de los bicampeones, que finalmente resultaron goleados por otro tanto del mediocampista de San Lorenzo y perdieron así el segundo partido en el país después del Maracanazo de 1950.
El final fue escandaloso, como lo retrató el periodista Osvaldo Ardizzone, enviado por la revista El Gráfico: "Entre botellas, piedras y más botellas llegó el pitazo del árbitro. La barra argentina con todos los buzos azules salió velozmente hacia el túnel. El Pacaembú tenía silbidos, silbidos a las camisetas amarillas. Las otras, las albicelestes, se abrazaban en el centro del campo. Los cohetes ya no explotaron. Pelé salió cabizbajo. Quizás avergonzado de su cabezazo sangriento en la cara al pibe Messiano, que había tenido sólo el atrevimiento de marcarlo, de borrarle su genio. Y al Rey no le gusta que lo dominen sus súbditos".
Para la última fecha, el seleccionado argentino volvió al Maracaná. El rival era Inglaterra, que dos años más tarde su consagró campeón del Mundial que organizó. Al equipo de Minella, invitado de apuro por la baja del seleccionado de Italia, le alcanzaba el empate para asegurar el título.
El partido con los británicos se jugó con mucha especulación por parte de los argentinos, más preocupados por no sufrir sorpresas en el arco propio que por lastimar en la valla contraria. No obstante, en una de las pocas situaciones, Rojas aseguró la victoria y la inesperada coronación.
Al bajar del avión en el país con la Copa de las Naciones en sus manos, los jugadores de la Selección fueron recibidos por una multitud jubilosa.
El plantel de la gesta en Brasil estuvo integrado por Amadeo Carrizo, Edilberto Righi, José Ramos Delgado, Rubén Magdalena, Miguel Ángel Vidal, Abel Vieitez, Carmelo Simeone, Adolfo Vázquez, Antonio Rattín, Roberto Telch, José Varacka, Messiano, Mario Chaldú, Ermindo Onega, Alberto Rendo, Enrique Fernández, Luis Artime, Rojas, Pedro Prospitti, Daniel Willington, Adolfo Bielli y Victorio Casa.