Provocador y dotado de un sentido del humor negro superlativo, Alain Guiraudie escribe y dirige esta historia que se desarrolla en un pequeño pueblo a donde llega un personaje para el funeral de su antiguo jefe (y amante) que se convertirá en el objeto de deseo (y de odio) de muchos.
Por Beatriz Martínez
Para Fotogramas
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Guiraudie nos introduce en uno de sus paisajes favoritos, un pequeño pueblo a donde llegará un personaje para el funeral de su antiguo jefe (y amante) que se convertirá en el objeto de deseo (y de odio) de una serie de personajes, entre ellos, la mujer del fallecido, su hijo e, incluso, el sacerdote de la zona. ¿Un trasunto de 'Teorema' de Pasolini? El director sabe a la perfección cómo manejar todos estos elementos y dotarlos de las dosis justas de sordidez, delirio y comicidad subversiva. El resultado, una película que sorprende a cada momento, que descoloca y que conjuga a la perfección juego y placer.
Para los aficionados a los thrillers de Claude Chabrol en versión queer.