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Opinión y Actualidad

Los buenos romanos santiagueños

Implicancias de estrenar un filme. La noche del avant - premiere. Las vicisitudes de la exhibición de una película en salas de cine.

11/01/2025

Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
Todo disciplina artística tiene una instancia en donde se la debe poner a consideración del público.  En el cine esto se da en la noche del estreno.  Es un par de horas en donde cual circo romano el "público emperador" colocará el pulgar abajo o arriba. Es inmisericorde.  No entiende de esfuerzos, sacrificios, tiempo y condiciones de trabajo, dinero invertido en la producción.  De lo único que entiende es que la película entretenga y conmueva.

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En esa instancia colabora muchísimo el presupuesto que se cuente desde la producción para "apalancar" la misma.  Campaña publicitaria, ruedas de prensa de actores, invitaciones a programas de televisión, gráfica en calles, publicidad en medios masivos de comunicación, invitaciones a la avant - premiere de críticos especializados.

Aspecto a tener en cuenta importantísimo, ¿Cuáles otros filmes se estrenan ese mismo jueves a la par de tu película en el complejo de cines?  Esto es trascendental.  No es lo mismo estrenar contra una o dos películas flojitas que con "tanques" Hollywoodenses que vienen arrasando en todo el mundo las taquillas.

Bueno este es el panorama de una noche de estreno y las cuestiones a tener en cuenta para "predecir" si va a ser una buena noche o de las otras.

"La mirada de Huguito" tenía fecha de Estreno en el Complejo de Cines de Plaza Vea.  Recuerdo me llaman y me dicen que se iba a proyectar en conjunto con otros cuatro estrenos de esa semana.  Estábamos felices, después de dos años de trabajo duro, "transpirando la camiseta, y dejando todo en la cancha", con mil y un inconvenientes para realizarla y finalizarla teníamos fecha de estreno.  Todo era felicidad y jolgorio hasta que nos dijeron los otros estrenos cuales eran, o sea los gladiadores contra quienes teníamos que luchar ese mismo día y a esa misma hora, así el César del público colocase pulgar arriba o abajo.

Los gladiadores eran: una tal "Closer", película del enorme director Mike Nichols, protagonizada por Natalie Portman, Julia Roberts, Jud Law y Clive Owen.  Una joya en lo estético, temático y actoral.  Otra, la segunda, una tal "Alejandro Magno",  un drama histórico, dirigida nada más y nada menos que por el “gigante” Oliver Stone y protagonizada por Colin Farrell, Angelina Jolie, Val Kilmer, Anthony Hopkins, Jared Leto, Rosario Dawson y Christopher Plummer.  Lo que se dice un auténtico Tanque Hollywoodense.  El tercer gladiador, una tal "Constantine", género thriller de acción, dirigida por Francis Lawrence y protagonizada por Keanu Reeves,  Rachel Weisz, Shia La Beouf y Tilda Swinton. Y por si aún faltase poco el último gladiador contra la cual combatir era "El Aviador" del inconmensurable director Martin Scorsese, con Leonardo Di Caprio como protagonista.  Estos eran los gladiadores contra los cuales "La mirada de Huguito" debía competir.

Me acuerdo que saqué unos números rápidamente y calculé que el presupuesto que habíamos invertido en nuestra película en comparación con las sumas de los presupuestos de las otras cuatro, podríamos haber filmado más de 2.500 "miradas de Huguito" holgadamente.

Era una pelea desigual, despiadada, sin sentido de ser luchada, y todo lo que escuchaba a mí alrededor de mis compañeros de rodaje, actores, familiares, amigos.  Pero nadie percibía lo que yo si lo hice durante los dos años de proceso.  La gente de "nuestra Roma", nuestros "Romanos Santiagueños", querían ir al coliseo a ver a SU gladiador.  Después de ver por primera vez calles cortadas en el centro, luces, actores, micrófonos, había gran expectativa.  Desde la Gerencia de los Cines recibo una llamada preguntándome si iba a estrenar ese jueves, faltaban dos días aún, y les conteste que sí, que iríamos ese Jueves contra las otras cuatro.  Recuerdo que colgué, respiré hondo, muy profundamente, confiando en mi instinto.  Como veinte personas me esperaban y les dije que había dicho que sí, que íbamos a estrenar.

Quedé solo, me dejaron solo.  Todos se fueron enojados, con miedo, tristes, vencidos antes de pelear. Pero en mi soledad yo estaba tranquilo.  Sabía que eran las reglas del juego y lo quería jugar.  Sabía que nuestra película era buena.  Sin estrellas, salvo Koli Arce y el "Cirujano" Morales. Contaba una tragedia griega típica, y a mi gusto muy bien llevada.  Estaba en paz. Que decidan los romanos y el César.

El jueves recuerdo claramente me puse unos zapatos de vestir, un pantalón y camisa negra.  Así fui esa noche al Coliseo.  Vi la cartelera y ahí estaba nuestro afiche junto al de los otros cuatro.  Ingresé y vi una cola que salía por la otra puerta del cine, unas 150 personas haciendo fila.  Y sí,  decía para mis adentros, vinieron a verlo a Keanu, Leo di Caprio, Val Kilmer, Julia Roberts.  Me aproximaba a la gente y empecé a divisar como eran los buenos "romanos santiagueños" reventando taquilla por José "Pepillo" Giménez y la "Negra" Díaz, por Yan Pilan y por Adrián Ruiz.  Por Luis Lobo y Daniel Ramírez.

Esa noche arrasamos y los días subsiguientes también, función tras función.  En el coliseo romano, "los buenos Romanos Santiagueños" apostaron a su gladiador.  Días después con la cabeza fría aprendí a seguir mis instintos y fue la primera vez que me tocó vencer en las arenas del Séptimo Arte. El César había puesto su pulgar hacia arriba.