A propósito de la emocionante definición de este domingo con Vélez, Talleres y Huracán peleando por el título.
Por Daniel Guiñazú
Para Página 12
El espectáculo quedó servido. Y el próximo domingo desde las 19.30, Vélez (48 puntos) y Huracán (46) entre sí y Talleres de Córdoba (48) ante Newell's se jugarán a suerte y verdad el título de campeón de la Liga Profesional. Si Vélez termina coronando habrá vivido de la renta que le dieron sus nueve triunfos en diez fechas consecutivas entre la 6º y la 15º. Porque luego de perder 3 a 0 ante Central en la 16º bajó sus revoluciones y apenas ganó tres de sus últimos diez partidos, en los que recogió seis empates y la derrota del sábado pasado ante Unión.
Si por primera vez en la historia hubiera fiesta cordobesa, Talleres habrá capitalizado su muy buen cierre de campeonato con cinco victorias al hilo (Godoy Cruz, Sarmiento, Unión, Huracán y Gimnasia) que llegaron luego de una marcha irregular en la que incluso llegó a estar cinco fechas sin ganar entre la 17º y la 21º. Con dos empates seguidos (Belgrano y Tigre) y una caída por 2 a 1 ante Lanús de local que parecía haberlo sacado definitivamente de la carrera.
Y si por último fuera campeón de atropellada, Huracán se habrá sobrepuesto a un final desparejo en el que ganó solo tres de sus últimos ocho juegos (Newell's, Independiente y Platense). Con tres igualdades 0 a 0 en Parque Patricios (Central Córdoba, Lanús y Boca) que también parecían haberlo alejado de las grandes definiciones. Al equipo de Frank Darío Kudelka le cuesta mucho hacer goles. Tanto que de los tres pretendientes es el que menos ha marcado (28 en 26 partidos contra 33 de Talleres y 36 de Vélez).
Será entonces un domingo de grandes emociones. Como los que siempre se dan cuando hay un título en disputa. Pero también el reflejo de un momento del fútbol argentino en el que se juega mal y ningún equipo marca el rumbo con autoridad. Ni siquiera Vélez que ha dominado el año (llegó a las finales de la Copa de la Liga y la Copa Argentina y es el que más puntos ha sumado en la tabla anual). Pero alcanza la finalísima más por el impulso de sus tiempos mejores que por el nivel de su actualidad.
Habrá un campeón. Pero uno de estos tiempos. Con lo justo y sin sobrarle nada. Con diferencias mínimas surgidas de los últimos noventa minutos del campeonato y no de una campaña sostenida con regularidad. Un campeón de un torneo con bajísimo promedio de gol (apenas 2,02 tantos por partido), el peor entre las ligas de Sudamérica y las diez más fuertes de Europa. Y que bien podría consagrarse por diferencia de gol si Vélez y Talleres terminan ganando.
En ese plano, el conjunto que dirige Gustavo Quinteros asoma con una ventaja importante de veinte goles sobre los apenas nueve que ostentan los cordobeses. Lo que implicaría casi un punto a favor al momento de una definición que se descuenta estrecha. Pero que, pasados los hervores del domingo en Liniers y en Córdoba, seguramente dejará poco fútbol para subrayar. Mas allá de los ecos de la bendita emoción.