X
Opinión y Actualidad

No se trata de vos, se trata de nosotros

Mientras la inteligencia artificial redefine el trabajo, la colaboración y las estrategias colectivas emergen como elementos indispensables para enfrentar los desafíos de esta transformación histórica

08/12/2024

Por Andrés Pallaro para Infobae

Semanas atrás en el evento del BIDLab (el espacio de innovación y capital emprendedor que tiene el Banco Interamericano de Desarrollo), uno de los más grandes ídolos del deporte argentino, Manu Ginóbili, fue entrevistado por Mariano Mayer y, entre las anécdotas, aprendizajes y experiencias tan generosamente compartidas con los presentes, dejó una verdadera perla que motiva nuestra reflexión de cara al futuro de la humanidad.

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

En el marco de un recorrido por su carrera en el basquet de alto rendimiento y particularmente la épica historia que fue capaz de protagonizar en el San Antonio Spurs, tan ganador de aquellos años, Manu ofreció un repertorio de aprendizajes aplicables a todas las personas que se consagran a transitar sus proyectos de vida. Uno de ellos ha quedado resonando en mí como esos regalos que no se esperan, perspectivas que abren nuevos caminos, hallazgos capaces de sintetizar tantas conversaciones internas que deambulan por nuestras cabezas y que suelen ponernos a prueba implacablemente.

La historia que Manu cuenta se ubica en los últimos años de su carrera en los Spurs, cuando el tiempo corría sin remedio hacia el inevitable retiro mientras el talento y la voluntad de su genio deportivo continuaban, asombrosamente, entregando reservas. En ese marco, el gran Coach Gregg Popovich decide colocar a Manu fuera del quinteto inicial del equipo. Para un ganador tan competitivo como Manu, según su propio relato, eso no dejaba de ser un quiebre a procesar, una nueva experiencia desafiante para su personalidad e instinto deportivo. Ciertamente, sentarse en el banquillo a esperar el turno de ingreso a la cancha, según el criterio del entrenador, no suele ser un lugar cómodo para los grandes exponentes del deporte. Pero aquí aparece la magia de las palabras justas, la riqueza sin límites del lenguaje humano bien estructurado, el poder incalculable que la comunicación de un buen líder puede tener sobre las personas. En un intercambio entre un Manu impactado por esta nueva situación y un Popovich siempre concentrado en la performance del equipo, el gran Coach le dijo a Manu: “Is not about you, is about us” (No se trata de vos, se trata de nosotros).

¿Qué intentaba transmitir Popovich en esa respuesta a un Manu emocionalmente afectado por su decisión? Básicamente, y siempre siguiendo el relato del protagonista, el mensaje era que esta decisión del entrenador sólo podía interpretarse correctamente si el foco se ponía en el equipo, el colectivo, el nosotros que siempre integramos en los deportes y en los proyectos. No se trataba de un juicio sobre el desempeño personal, sino sobre la mejor armonización de las piezas de un todo, los engranajes de un sistema que deben complementarse para lograr resultados en entornos siempre cambiantes. Aquel Manu seguía siendo relevante y hasta decisivo, pero desde otro lugar, otros tiempos y otras estrategias. Lo prioritario, siempre, era la armonía y eficacia del equipo, esa mezcla de capacidades y personalidades siempre tan compleja de encastrar y dirigir.

Semanas después de escuchar este relato de Manu, se me ocurrió espontáneamente usar dicho concepto de Popovich para cerrar un Panel que tuve la oportunidad de moderar sobre el Futuro del Trabajo en la Santex Tech Week realizada en Córdoba. Es que un concepto tan potente oficia de bella síntesis para muchas de nuestras realidades. En las comunidades, cuando exploramos nuevas soluciones a través de la innovación social. En las empresas, cuando se descubre que la competitividad de las mismas tiene que ver cada vez más con el arte de organizar equipos de alto rendimiento y bienestar. En las sociedades, cuando la evidencia demuestra que en entornos menos desiguales, polarizados y con mayor nivel de confianza entre las personas, el clima y los negocios fluyen mejor. Is not about you, is about us, no deja de resonar. No como crítica o cepo a la libertad individual, sino como palanca poderosa cuando ella está puesta al servicio de algo colectivo.

Volviendo al tema de las transformaciones tan profundas que el trabajo humano está viviendo bajo el influjo de la aceleración tecnológica, no es la excepción a este fenómeno. Hay muchas hipótesis acerca de cómo evolucionará el trabajo de las personas bajo esta nueva oleada de automatización masiva de tareas que las tecnologías digitales y la inteligencia artificial en especial, suponen en todas las industrias. Y por supuesto, muchos escenarios posibles a partir de esas hipótesis. En cualquier caso, todos coinciden que, ante la disrupción que provoca el poder de la IA generativa, y lo que viene a partir de los agentes avanzados capaces de tomar decisiones y la posibilidad cada vez más plausible de llegar a una IA general que nos ponga ante una especie de singularidad, el tamaño del desafío para la supervivencia y relevancia del trabajo humano es mucho mayor que en cualquier otra época de cambio tecnológico que hayamos transitado o que, hasta un par de años, hubiéramos imaginado.

La frase de Popovich a nuestro ídolo deportivo resuena también ante semejante fenómeno. Estamos ante un desafío histórico único para el futuro de la humanidad y sería suicida hacerle frente sólo con virtudes individuales, con la energía de los más innovadores en cada segmento de actividad humana o con la probada eficacia para crear valor de los agentes en los mercados libres. Todo ello es condición necesaria, pero quizás no sea suficiente para diseñar futuros para el trabajo en los que la IA cumpla la promesa de aumentar las capacidades humanas en la mayoría de los trabajos y generar nuevos espacios no identificados aún para el desempeño humano, en lugar de convertirse en una entidad ingobernable que nos reemplace, supere y someta.

Se trata de nosotros, no sólo de la proyección de mi trabajo particular y la nueva realidad que en él puede asumir esta renovada incursión de las tecnologías en las tareas a realizar. Se trata de nuestra capacidad para organizar, bajo la aceleración digital en marcha, ese verdadero triunfo de la civilización que ha sido llegar a más de 8000 mil millones de personas en un largo viaje de progreso, lleno de obstáculos, contrastes y cuentas pendientes, en el que la utilidad y diversidad del trabajo humano se multiplicó, enriqueció y dignificó en gran parte del Planeta. Hoy, como estamos llegando al aspiracional de poner máquinas inteligentes a trabajar para nosotros en todos los ámbitos de nuestras vidas, el desafío es lograr que ello nos eleve y potencie colectivamente. Por supuesto, asumiendo que las transformaciones siempre conllevan trabajos que desaparecen, profesiones obligadas a reconvertirse y habilidades que se tornan obsoletas frente a la demanda de los mercados. Pero la dimensión del “nosotros” y no sólo de cada uno, es la que nos hará sin dudas buscar y desplegar los mejores modelos y soluciones para el desempeño humano futuro.

Si logramos entender que es un tema de “nosotros” como especie y no sólo de un juego que depende del mérito y la capacidad individual, quizás podamos, a nivel global (siempre más difícil), nacional o regional, entrar en zona de estrategias activas para diseñar y moldear el futuro del trabajo, acercándonos a ese paraíso potencial que significará tener tantas máquinas inteligentes que trabajen para nosotros. Y una estrategia a tal fin debe contener por lo menos tres ejes de acción: asumir la necesidad de construir nuevas mezclas virtuosas entre tareas humanas y tecnológicas en cada sector de la economía y cada profesión; orientar y fomentar la creación de nuevos roles y trabajos que economías más verdes, inclusivas, globales y digitales pueden y deben necesitar (podemos empujar y acelerar aquello nuevo que el mercado va creando y se refleja progresivamente en los organigramas de empresas y organizaciones en general); y finalmente impulsar una revolución de más y mejor trabajo independiente en todos los sectores, plataformas y oficios, lo cual parece inevitable pero requerirá un cabio de mentalidad y de organización de vida para millones de personas.

Al optimismo debemos regarlo con acciones concretas pero fundamentalmente con los enfoques más apropiados para construir futuro. Gracias Manu por compartirnos la sabiduría de Popovich, aplicable a tantos temas que requerirán lo mejor de “nosotros” en esta tercera década del Siglo 21 tan fascinante y aterradora al mismo tiempo.