Javier Milei pudo haber presentido lo que finalmente no ocurrió: que el esfuerzo por mostrarse junto a Donald Trump sea comparado con el realizado cuatro años antes por Alberto Fernández para aparecer al lado de Joe Biden. Es decir, que hayan coincidido en la urgencia de ver al presidente electo en los Estados Unidos. Uno en 2020 y el otro en 2024. Milei lo resolvió con éxito más rápido. Se reunió ayer con Trump en la residencia particular que tiene en Mar a Lago, Miami.
Por Daniel Bilotta
Para La Nación
Alberto tuvo que esperar bastante más por Biden. Le llevó casi tres años que la administración de Biden le hiciera un lugar en su agenda para tener una reunión oficial en la Casa Blanca. Antes había obtenido la foto de un diálogo circunstancial a fines del 2021, en la sesión plenaria del G 20 que tuvo lugar en Roma. Pero fuera de esos matices, lo que tienen en común estas experiencias es que las supuestas afinidades ideológicas no sirvieron de puente para facilitar estos encuentros.
Este antecedente descubre una línea de continuidad histórica en la relación entre los dos países en los últimos ocho años. Pese a los esmeros de sus mandatarios, la Argentina no es una prioridad para los Estados Unidos en América Latina. Trump pretendió disimularlo cuando lisonjeó a Milei calificándolo como su presidente preferido. Priorizó, sin embargo, entrar en contacto telefónico con otros líderes de la región antes que con el argentino.
El diálogo previo al de Miami entre Milei y Trump se demoró más de lo que la administración libertaria hubiese deseado. Bajo la incertidumbre de esa espera, Milei aprovechó el centenario de la Cámara Argentina de la Construcción para diferenciarse otra vez de Alberto. Anunció el fin de la recesión y el inicio de un ciclo de crecimiento dos días después de la victoria de Trump.
Pero para marcar todavía más el contraste con el gobierno anterior, reveló la reunión que mantuvo en la residencia de Olivos antes de asumir y en la que Fernández lo habría puesto al tanto “del muerto que dejaba.”Milei aprovechó la anécdota para recordar que mantiene abierta la opción de un nuevo mandato. Su eventual permanencia en el Ejecutivo por otro turno es la garantía que puede ofrecer por ahora sobre la estabilidad en el tiempo de su programa económico.
A diez meses de gobierno, una propuesta tan audaz como el tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Probablemente, para eludir las barreras arancelarias con las que Trump protegerá la producción local. Pero solo su anuncio amenaza con nuevas turbulencias en la relación con Brasil, el principal socio comercial de la Argentina y anfitrión la semana que viene de la cumbre de líderes del G 20.
Semejante desparpajo protocolar se justificaría en la necesidad de alcanzar una representación legislativa suficiente para que Milei pueda actuar, sin depender de la oposición, dentro de los procedimientos institucionales que se le reprocha no respetar. Los casi 20 mil millones recaudados por el blanqueo funcionan, por ahora, como el salvoconducto que permite sortear con euforia los deslices de esta precariedad simbolizada en los DNU.
El Pro es rehén de la contradicción que el gobierno espera resolver en las elecciones de 2025. La expectativa es que esos fondos estimulen un inédito mercado de capitales, en condiciones de recuperar la inversión en el sector inmobiliario y el automotriz. Ese fenómeno que comienzan a percibir economistas afines, inhiben a Mauricio Macri de tomar distancia de Milei con el argumento de la flaqueza republicana de su gestión.
Macri convocó a la mesa nacional de su partido para fijar una posición del bloque de diputados sobre la reglamentación de los DNU. En apariencias, distinta a la que reflejó el comunicado oficial con el que rechazó participar de la frustrada sesión para modificar su regulación. Ese cambio procuraría aventar el riesgo que podría cernirse sobre el gobierno porteño.
La casa matriz del Pro gobernada por Jorge Macri, con quien el gobierno no termina de ponerse de acuerdo sobre cómo saldar la deuda por la coparticipación federal. La estabilidad de su gestión podría verse amenazada por la dispersión del voto si, finalmente, el Pro y La Libertad Avanza no sellan una alianza. Un escenario en el que a los libertarios les resultaría conveniente la diversificación de la oferta electoral. Hasta podría ocurrir que Milei sea beneficiado por Horacio Rodríguez Larreta. Una lista prohijada por el exjefe del gobierno porteño debilitaría, hipotéticamente, a la del Pro y favorecería con eso al triunfo de La Libertad Avanza. Un insólito giro del destino que confirmaría que los astros se alinean con Milei. Rodríguez Larreta es uno de los dirigentes que más ha denostado. Esa especulación envalentona al oficialismo y lo libera de apremios para resolver un acuerdo con el Pro en la provincia de Buenos Aires.
La inclusión de la Boleta Única de Papel (BUP) modificó el calendario electoral. El 15 de mayo es el último plazo para inscribir frentes. Probablemente las conversaciones se aceleren a partir de febrero. En las preliminares, los libertarios ofertarían al Pro cuatro lugares entre los primeros 15 en la lista que competirá para renovar a 35 diputados nacionales.
El partido liderado por Macri podría obtener la misma cantidad si compitiera solo, siempre y cuando la lista la encabece Diego Santilli. ¿Lo haría si no es en alianza con los libertarios? Esa duda ayuda a comprender el carácter concesivo que cada vez más a menudo expresa Macri. Y su fuga hacia adelante con el respaldo al proyecto de ficha limpia que le impediría a Cristina competir en 2025.
La confirmación de su condena en la causa Vialidad era descontada por el entorno de la expresidente, embarcada en la estrategia de escucha atenta en el conurbano a pequeños grupos de supuestos damnificados por el programa económico de Milei. En los sondeos de opinión de intendentes del PJ, la imagen del presidente sufriría un desgaste por el malestar con la recesión que es transversal a toda la sociedad.
Pero que los sectores medios y medios altos transfieren a los más bajos al prescindir de los servicios que antes les contrataban. Entre ellos se especula que aún levantando el cepo en abril, como adelantó Milei, cualquier efecto positivo de esa medida no modificaría la percepción que tiene de él esa porción significativa del electorado.
Entre ellos no está claro otro tema que les preocupa. Cómo será resuelta la relación entre Cristina y Axel Kicillof. El gobernador convocó ayer a la primera sesión extraordinaria del Senado en los últimos tres años para derogar las modificaciones introducidas al régimen previsional del Bapro en la gestión de María Eugenia Vidal. Una medida resistida desde el inicio por la Asociación Bancaria de Sergio Palazzo. Pero que permitió reducir en un 25 por ciento el déficit de esa caja que es cubierto con fondos del Tesoro bonaerense. Una iniciativa que no parece estar en línea con la idea de volver más eficiente al Estado con la que Cristina viene insistiendo en su gira por el conurbano.
Tal vez por eso Teresa García ni Emmanuel González Santalla participaron de las gestiones para la convocatoria de las que se encargó Verónica Magario. Teresa es la jefa del bloque de Unión por la Patria y González Santalla el delegado de La Cámpora. La vicegobernadora pudo sancionar la derogación con los votos de Silvana Ventura, Carlos Kikuchi y Sergio Vargas. El bloque libertario blue que controla Sergio Massa. El jefe del Frente Renovador viene exigiendo a Kicillof la salida de Jorge D´Onofrio del ministerio de Transporte. La Cámara Federal de San Martín revocó la incompetencia de Adrián González Charvay para investigar si D’ Onofrio incurrió en irregularidades con la concesión del cobro de las tarifas por la Verificación Técnica Vehicular (VTV) a “Soluciones en comunicaciones y electrónica.”
Los votos aportados por Massa a Kicillof no le permitirían, sin embargo, lograr lo que propondría. Un intendente que intentó interceder a su favor ante Cristina, recibió una respuesta que lo dejó perplejo: “Mejor no hagan olas por él.”