Así, al aplicar la teoría de la cebolla a las relaciones de pareja, se produce un proceso gradual en el que descubrimos y compartimos nuestros aspectos más profundos con la otra persona.
* Etapa inicial: las capas externas. Al inicio de una relación, se comparten aspectos básicos. Dicho de otro modo, capas superficiales que se revelan rápidamente, abordando temas ligeros y de interés común. Esta etapa establece una base de confianza inicial y evalúa la compatibilidad, omitiendo aspectos controvertidos que puedan empañar la imagen presentada.
* Etapa de conocimiento: las capas intermedias. A medida que la relación avanza, se comparten experiencias pasadas, tanto positivas como negativas, incluyendo relaciones anteriores, logros y fracasos. Se discuten temas profundos como política, religión y valores personales. Esta es una etapa importante para entender las creencias y principios del otro, fortaleciendo la conexión y la intimidad.
* Etapa de profundización: las capas internas. A medida que se construye la confianza, las parejas empiezan a compartir miedos, inseguridades y preocupaciones. Esta vulnerabilidad fortalece la conexión emocional. Se discuten metas a largo plazo, sueños y deseos profundos. Compartir estas aspiraciones ayuda a alinear objetivos y expectativas en la relación, fomentando una unión más sólida.
* Etapa de intimidad profunda: el corazón de la cebolla. En esta etapa, se revela la esencia más íntima de uno mismo, incluyendo las partes más ocultas y personales que rara vez se comparten con otros. En esta fase, la pareja alcanza un nivel de intimidad donde se sienten seguros y comprendidos. Es el núcleo de la relación, donde ambas personas se aceptan y apoyan incondicionalmente.
De qué depende que una pareja dure o no
Los psicólogos consideran que el problema de nuestra sociedad consiste, básicamente, en que muchos nos quedamos en las capas más superficiales de la cebolla, y nunca llegamos realmente a profundizar en el corazón del otro. Por eso, en muchos casos, la relación amorosa termina por no funcionar, porque se basa en frivolidades como el aspecto físico y no en sentimientos arraigados.
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El hecho de compartir los mismos gustos musicales, por ejemplo, no va a sostener el peso de una relación a largo plazo. Lo que la sostiene de verdad es la compatibilidad en cuanto a creencias, valores, y sentimientos. El gran problema surge cuando las parejas se quedan en la superficie, en el día a día más terrenal y práctico y no ahondan en lo que les va a llevar a una relación duradera.
Es por esta razón que los expertos aconsejan que analicemos la ‘cebolla’ en todas sus capas, empezando por las más superficiales, pero entrando a las demás sin miedo. Esta será la única manera de ser conscientes de las señales que la incompatibilidad va mostrando, para poder tomar decisiones antes de que sea tarde y estemos tan metidos en la relación que no sepamos (o no queramos) cómo salir de ella.