Santiago del Estero, Martes 22
Octubre de 2024
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Opinión y Actualidad

Elecciones en EEUU: toda la atención puesta en el Colegio Electoral

El Colegio Electoral es parte esencial del sistema de pesos y contrapesos que caracteriza la república federal norteamericana, desde sus inicios.

Hoy 07:29

Por Rubén M. Perina
Para Clarín

El Colegio Electoral (CE) es el mecanismo por el cual los norteamericanos eligen indirectamente sus presidentes. En Argentina se lo utilizaba hasta 1994; la reforma constitucional de ese año lo eliminó a favor del voto popular directo nacional (VPDN).

Al CE lo diseñaron los fundadores de los EEUU por desconfianza en el VPDN. James Madison y Alexander Hamilton, por ejemplo, expresaron su aprensión por el voto popular en el “El Federalista” y en la Convención Constituyente de Filadelfia de 1787. Se buscaba evitar que una mayoría abrumadora no educada, fanatizada, pudiese elegir y empoderar un presidente demagogo, populista, que podría abusar del poder, perseguir facciones minoritarias y perpetuarse en la presidencia. Cundía el temor por la tiranía de la mayoría.

El Colegio Electoral es parte esencial del sistema de pesos y contrapesos que caracteriza la república federal norteamericana, desde sus inicios. Se buscaba con él asegurar la preeminencia de los estados (colonias) constituyentes sobre el gobierno central e impedir que éste se extralimite en sus poderes y subyugue a los estados.

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Se pretendía establecer un equilibrio entre estados “grandes” y “pequeños”, y prevenir que los más poblados, urbanizados y prósperos estén sobre-representados y adquiriesen un peso desproporcionado en la elección del presidente y en la conducción del país. Hoy un candidato podría ganar la presidencia, obteniendo una amplia mayoría en los estados de California (40millones de habitantes) y Nueva York (20millones).

Según esa perspectiva, el VPDN podría producir un mayor poder central y una hiper-presidencia, a expensas de los estados; y requeriría una autoridad nacional electoral, una organización y un código electoral nacional que debilitaría el poder de los estados y el federalismo. Por eso los estados insisten en mantener su papel preponderante en el proceso electoral.

Y de allí la elección presidencial indirecta. En efecto, ésta consiste de 50 elecciones organizadas por cada estado. Allí los votantes eligen un candidato y su lista de electores, cuyos miembros son escogidos por las autoridades partidarias estatales; su número equivale a los dos senadores y la cantidad de representantes (diputados) que le toca al estado por población.

El ganador, aunque sea por un voto, se lleva todos los electores del estado --excepto en Maine y Nebraska que asignan dos electores al ganador del estado, y el resto al ganador de los distritos electorales para representantes que éste posee.

En este ciclo electoral, la elección es el 5 de noviembre; cualquier controversia sobre las elecciones o la lista de electores debe resolverse para el 17 de diciembre, fecha perentoria en que los electores deben reunirse para votar por su candidato. Para el 25 del mes, el gobernador del estado debe certificar la lista de electores y sus votos y la debe enviar al presidente del Senado Nacional. En sesión conjunta de las dos Cámaras del Congreso, presidida por el vicepresidente, el 6 de enero de 2025 se contarán los votos y se certificará el resultado y el ganador. El candidato que obtenga 270 de 538 posibles votos será presidente y asumirá el 20 de enero de 2025.

En cualquier estado pueden surgir impugnaciones que judicialicen el proceso --lo que podría demorar y complicar el proceso. En ese caso el proceso podría llegar incluso a la Corte Suprema como ocurrió en 2000, y si ningún candidato logra los 270 votos necesarios para proclamarse, la elección pasaría a la Cámara de Representantes donde cada estado tiene un sólo voto.

Además, la elección puede concluir con un resultado dual: Un candidato puede ganar por un voto y llevarse todos los electores en una mayoría de estados; mientras que el otro puede ganar por millones en una minoría de estados populosos y perder en el CE. Ocurrió en 2000, cuando Al Gore venció a G. W. Bush por más de 500 mil votos a nivel nacional, pero perdió el Colegio Electoral 271 a 266 (cayó por 600 votos en Florida). En 2016 Hillary Clinton derrotó nacionalmente a Trump por 3 millones de votos, pero perdió el CE 304 a 227.

El Colegio Electoral ha sido criticado por ser un proceso “no-democrático”, que produce resultados duales en los que el candidato más votado nacionalmente no gana la presidencia e incluye la sobre-representación de estados menos poblados (Wyoming tiene 1 elector por 180.000 habitantes, mientras que California tiene 1 por 750.000).

Para remediar esa anomalía, críticos del CE proponen descartarlo y establecer el voto popular nacional para elegir presidente. Pero eso requiere una enmienda constitucional, que demanda dos tercios en el Congreso más la ratificación de dos tercios de los estados. Casi imposible de lograr por la tenaz oposición de los estados menos poblados. Dada esa dificultad varios estados establecieron en 2006 El Pacto Interestatal para el Voto Nacional Popular, que obliga a los electores de los estados firmantes a votar por el candidato que haya obtenido la mayoría del voto popular nacional. También se ha propuesto usar el método Maine/Nebraska para todos los estados; mientras que otra fórmula propone asignar electores proporcionalmente al voto obtenido por cada candidato.

Otra alternativa consiste en usar el denominado voto preferencial (ranked-choice voting). En elecciones presidenciales con múltiples candidatos, ello asegura que el ganador cuente con más del 50% de los votos (ballotage anticipado). Aquí, si el primer candidato preferido por el votante sale último, se lo elimina y sus votos pasan al segundo preferido, y así sucesivamente, hasta que uno de los candidatos obtiene el 50% más 1 de los votos. Este método se podría usar inclusive para elegir diputados simultáneamente, lo que posibilitaría que el presidente electo tenga mayoría legislativa propia.