La intención de la dirigencia es llevar a 84.000 espectadores su estadio, pero hay una traba.
Un reciente proyecto de ley presentado por el partido Propuesta Republicana (PRO) en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podría frenar los planes de ampliación de La Bombonera.
La propuesta busca declarar al histórico estadio de Boca Juniors y las casas aledañas como patrimonio histórico de la ciudad, lo que impediría cualquier tipo de remodelación que altere su estructura.
La idea de expandir el estadio, aumentando su capacidad de 54.000 a 84.000 espectadores, ha sido un tema de campaña y discusión en el club, y fue una de las promesas destacadas en las últimas elecciones de diciembre de 2023, cuando Juan Román Riquelme fue elegido presidente del club.
La dirigencia de Boca ya había comenzado a coordinar el proyecto y había alcanzado un acuerdo con el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para utilizar el estadio Diego Armando Maradona de La Plata como sede temporal en 2025, durante el tiempo en que se llevaran a cabo las obras.
Sin embargo, el respaldo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es crucial para este ambicioso plan. El PRO, fundado por Mauricio Macri y actualmente liderado en la capital por su primo Jorge Macri, presentó esta iniciativa en la Comisión de Planeamiento Urbano, complicando las aspiraciones de Riquelme y la dirigencia de Boca.
Aunque la medida suena como un reconocimiento al valor histórico de La Bombonera, la legislación de patrimonio histórico implicaría restricciones en la modificación o expansión del estadio, un obstáculo serio para los planes de reforma.
Ante esta situación, Boca Juniors ha presentado una nota en la Legislatura porteña solicitando que tanto el estadio como las propiedades aledañas sean excluidos del proyecto de ley, ya que, de aprobarse, se truncarían los planes de expansión que buscan responder a la creciente demanda de los hinchas y elevar el estadio a la capacidad de otros recintos modernos como el Monumental de River Plate.
La decisión final, ahora, está en manos de los legisladores, en medio de un debate que toca no solo intereses futbolísticos, sino también históricos y políticos.