Se trata de una festividad que honra la rica identidad cultural de nuestra región.
El Día Nacional del Chamamé trasciende lo meramente musical para convertirse en un homenaje a una tradición enraizada en la esencia cultural argentina. Este ritmo, con orígenes en la región del Litoral, desafió al paso del tiempo y expandió su impronta a Paraguay, Uruguay y zonas de Brasil. Una celebración que rinde tributo a la identidad profunda de estas tierras.
Por la Ley Nacional 26.558, todos los 19 de septiembre se celebra en el país el Día del Chamamé.
¿Por qué el Día del Chamamé se celebra el 19 de septiembre?
El Día del Chamamé se celebra esta fecha en honor a una de las figuras más importantes de este estilo musical del folklore argentino. Se trata de Mario del Tránsito Cocomarola, el “Taita”, que murió el 19 de septiembre de 1974.
Quién fue Mario del Tránsito Cocomarola
Ícono del folclore regional, Cocomarola, nació un 15 de agosto del 1918. Dotado de un talento extraordinario para el acordeón, plasmó en sus interpretaciones la esencia misma del noreste argentino. Convirtió el chamamé en un estandarte cultural que trascendió fronteras y la sentenció como símbolo de identidad de toda una región.
Su crianza fue en un rincón correntino llamado El Albardón, un paraje de San Cosme. Según informa la Fundación Memoria del Chamamé en su sitio web: “Hijo de un inmigrante italiano de nombre Felipe Cocomarola y de Vicenta Aquino, de origen sanluiseño, a los 8 años se inicia en la música con un acordeón de 2 hileras siguiendo los pasos de su padre”.
Mario del Tránsito Cocomarola
Su extensa trayectoria quedó registrada en las 200 piezas que inscribió en SADAIC, según la Secretaría de Cultura del Gobierno Nacional. Fue artífice de grandes clásicos del chamamé, género musical típico de su región.
Su obra cumbre, “Kilómetro 11″, es considerada el himno del ritmo correntino. El Taita, parte de una generación de grandes músicos, logró que los sonidos de su tierra se escucharan en todo el país. Emblemáticas piezas como “Retorno”, “Puente Pexoa”, “El Zaino”, “Mírame”, “Virgencita de Itatí”, “La Picada”, “Amor Supremo”, “Camino del Diablo” y “Las Tres Marías” forman parte de su clásico repertorio.
El origen del chamamé
El chamamé nació en las tierras correntinas, pero luego se extendió por todo el territorio litoral argentino. Su nombre, legado de la lengua guaraní, encierra múltiples significados: “cualquier cosa”, pero también resonancias de “che aimé amamé” podría ser “yo estoy en la lluvia”, mientras que “che ámame” sería “a mi amada”, según la información del sitio oficial del Gobierno de Buenos Aires.
Esta música criolla es el producto en el que se funden las raíces culturales de la región: la impronta de música guaraní, española y africana se entremezclan en un sonido inconfundible. El acordeón, el bandoneón y el punteo de la guitarra criolla son los trazos que perfilan la singularidad del chamamé.