Santiago del Estero sigue conmocionada por el caso de un hombre que mantuvo a su familia secuestrada durante una década en un pequeño departamento de Fernández. Nuevos datos revelarían cómo el acusado, de apellido Terrera, utilizó tácticas psicológicas para desvalorizar a su esposa e hijos, evitando así la necesidad de medidas físicas de restricción.
Según informaron fuentes policiales, el modus operandi del imputado consistió en convencer a su familia de que estaban olvidados y despreciados por el mundo exterior. Les hacía creer que su apariencia era la razón de su aislamiento, diciéndoles que eran "feos" y "no servían para nada". Este tipo de manipulación les llevó a renunciar a la vida fuera del hogar, abandonando estudios, trabajo y relaciones sociales.
La fiscal Alicia Falcione, que tomará la declaración del acusado el martes, podría imputar cargos de "amenazas coactivas", "privación ilegítima de la libertad" y "abuso sexual". A tan solo 24 horas de su detención, se descubrió que Terrera había ocupado cargos públicos importantes, como concejal y delegado en una repartición de Trabajo.
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Testimonios indican que, por ejemplo, en una ocasión el acusado descalificó a su hija cuando un taxista le hizo un cumplido. Esta actitud reflejaba su constante esfuerzo por menospreciar a su familia.
Los vecinos del edificio, situado en el centro de Fernández, no comprenden cómo estas personas permanecieron recluidas mientras afuera se vivía normalmente con música y gente disfrutando la vida nocturna. La situación salió a la luz cuando una tía denunció los hechos el 9 de agosto a la fiscal Falcione, coordinadora de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual. Ahora, el futuro del acusado depende de los cargos que se le imputen.