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El papa Francisco santificará al primer millennial: su historia está ligada a la curación

Así lo decidió el Papa Francisco, quien aprobó un segundo milagro tras una reunión con el departamento de santificación del Vaticano.

25/05/2024

El Papa Francisco decidió santificar a Carlo Acutis, quien consideran que curó a un niño brasileño que poseía una grave malformación en el páncreas, lo que califican como un milagro por intercesión. Además, también harán santo a Giuseppe Allamano.

Acutis murió en Monza a los 15 años de edad y fue beatificado en octubre de 2020. En el caso de Allamano, quien fue fundador de las Misiones de Consolata, falleció en el año 1926, en la ciudad de Turín. Ambos tienen el reconocimiento de haber realizado milagros y de promulgar los decretos necesarios por el Prefecto para las Causas de los Santos.

Pero el caso que más llama la atención es de Acutis, por su joven edad que lo convierte en el primer millennial en ser santificado. Nacido en Londres, se mudó a los pocos meses a Milán, en Italia, y comenzó a interesarse en la religión y se dedicó a estudiar la vida de los santos. Tristemente falleció en 2006 debido a una leucemia fulminante.

Su historia está ligada a la curación (que se cree milagrosa) de Matheus, un niño brasileño que padecía una rara malformación del páncreas que le creaba serias dificultades para comer. En 2013, una reliquia de Carlo Acutis fue llevada a una iglesia brasileña. Matheus la tocó y, según el relato eclesiástico, a partir de ese momento pudo alimentarse con normalidad. Los exámenes clínicos posteriores demostraron que la malformación había desaparecido.

La autorización fue concedida por el Papa Francisco, que llevó a cabo elecciones similares para ocho beatos de la Orden de Hermanos Menores, así como para un grupo de fieles laicos asesinados en Damasco (Siria) en 1860.

Para completar los pasos necesarios, el mismo pontífice ha convocado un Consistorio, que se ocupará también de la beatificación de Juan Merlini, sacerdote de la Congregación de los Misioneros de la Preciosísima Sangre, fallecido en Roma en 1873, y del sacerdote diocesano Estanislao Kostka Streich, asesinado en Polonia en 1938.