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Opinión y Actualidad

Guste o no, Javier Milei es el que mejor lee lo que pasa en la sociedad

Acertó al entender la bronca contra la política. Y empieza ahora a ser un producto más elaborado. A Patricia Bullrich se la ve con falta de reacción y Massa, como Alberto Fernández y Cristina Kirchner, no se hace cargo de nada.

23/08/2023

Por Ricardo Roa
Para Clarín

Milei y Massa ya tienen claro qué van a hacer. Bullrich recalcula. Para muchos, demasiado lentamente. Y no por eso de vísteme despacio que estoy apurado, de Fernando VII a sus sirvientes.

Empecemos por Milei. Seguirá haciendo lo que viene haciendo: decir lo que dice que va a hacer. No le ha ido nada mal con la venta de ideas en su mayor parte recicladas del menemismo en los 90. Algunas, incluso, en formato original, como la dolarización.

Menem embistió (lo había hecho antes Alfonsín con Dante Caputo, sin suerte) contra los ñoquis ocultos en el Conicet. Y también fracasó. Contra los empresarios prebendarios, Milei usa la imagen de la Cámara Argentina de la Corrupción. Y denuncia a periodistas ensobrados pero no da nombres. Es lo que hacen otros políticos. Queriéndolo o no, aquí Milei se encasta, contradiciendo los principios que declara con algo así como conmigo, la casta no. Contradecirse es condición inherente a toda pertenencia a la casta.

Si se mira bien, Milei hace lo mismo pero sacó de su repertorio de promesas lo que más ruido provoca en sus focus group. Por ejemplo, borró la libre venta de armas y la venta de órganos.

2 de junio de 2022.

-Lanata: ¿Vos estás a favor de la venta de órganos?

-Milei: Es un mercado más.

3 de mayo de 2023

-Wiñazki: ...Que alguien salga a vender un riñón....

-Milei: ¿Por qué? Vos no necesitás que nadie venda ni haga nada.

Igualmente metió la marcha atrás con la privatización de la salud y la educación. Y hasta con la eliminación de planes y la reducción del empleo estatal.

20 de agosto de 2023

-Majul: ¿No sacás ni un solo empleado?

-Milei: No, no.

Ya no más plan motosierra ni pizarrón con los nombres de los ministerios que decía que iba a cerrar. No cambió en eso de tirarle centros a Macri y decir que lo quiere en su eventual gobierno. Obvio, busca generar divisiones y líos en Cambiemos. Y los genera. En parte porque Macri prefiere no pelearse con Milei: respondió la oferta con un video diciendo sólo que su candidata es Bullrich.

Haciendo aún el duelo, el anti macrismo de Cambiemos le pasa factura a Macri por su derrota en la interna. Encuentra consuelo en la esperanza de que le vaya mal a Patricia, aunque no puedan decirlo.

Algo tan humano como lo que decía Hitchens del sectarismo, que se reproduce convenientemente a sí mismo y siempre se puede estar seguro de que despertará un sectarismo recíproco. Es parte de los problemas que Bullrich enfrenta. Más adelante volveremos a eso.

Macri se fue directo a Marrakech a jugar el mundial de bridge, en representación de la Argentina. Si lo gana habrá que ir a buscarlo a Ezeiza, como a Messi. La última de Milei: entró de una en la farándula con su romance con Fátima Florez, ácida imitadora de Cristina. La conoció en el programa de Mirta Legrand, nada menos. Salir con una actriz o con una influencer es sacar carnet de afiliado a la casta. Congratulations.

¿Y cómo anda Massa? Como los paracaidistas polacos que denunciaba desde la banca César Jaroslavsky: esos que llegan y no se hacen cargo de nada. Es ministro de Economía desde hace más de un año pero “yo no tengo nada que ver con la crisis”. La crisis la trajo Macri y siguió con Guzmán, que huyó del gobierno. ¿Massa?, argentino.

Con más ambición que capacidad, Massa acaba de definirse como un patriota al que no le quedó otra que tomar el timón de la economía. SIC. Emociona. Dijo que estaba cómodo en Diputados y que no dudó en abandonar esa situación de confort para asumir el fierro caliente del gobierno, donde seguirá hasta el fin. ¡Bravo!

Massa hizo lo imposible para llegar a ser ministro. Lijó como nadie a Guzmán y después a la sucesora, Batakis, que apenas duró 24 días en el puesto. Un solo dato: puede cambiar según resulte la inflación de los cinco últimos meses del año, pero ya se sabe que, salvo en la híper inflación del 89, este gobierno dejará más pobres que ningún otro en la Argentina.

Esta semana, encuestadores de Massa lo dan ganando después de las PASO más de un millón y medio de votos para enfilarse directo al balotaje. Eso, en medio de saqueos y la disparada del dólar y de los precios por una devaluación lanzada sin plan. En política, si hay algo que muy pocas veces se rompen son las bolas de cristal. Especialmente ahora, cuando la intuición no alcanza y menos la ingeniería con los números para hacer coincidir los pronósticos con los deseos (o los miedos).

Massa se presenta como el líder del frente antifascista que frenará la marcha de Milei sobre Roma. Atemorizados, en el establishment han empezado a creer en eso. Muchos son los mismos que creían que ganaba Scioli en 2015 y que Fernández, en 2019, iba a licuar el poder de Cristina. Pero el votante de Milei no responde a lógicas sino a pasiones.

Bullrich es la que la tiene más difícil. Siguiendo la genial definición de Luis Juez sobre el operador en los medios Guillermo Seita, le está costando el trabajo de paseador de perros. Están los que se muerden entre ellos y los que, golpeados por la derrota, escuchan ese canto de sirena del gobierno de unidad que les promete Massa.

Necesita contener a los propios. Faltan menos de dos meses pero no tiene tanto tiempo: debe ordenar Juntos, definir el rumbo y sacar el equipo a la cancha si quiere tener chances. Para colmo, necesita definir un vocero económico y a la interna política se le sumó otra, la de los economistas.

¿Cómo pegará todo esto en las elecciones que vienen: Chaco, Santa Fe y Mendoza? Bullrich espera alzarse con tres triunfos clave. En todos los casos, Juntos ganó en las primarias y parece encaminarse a conseguir esas gobernaciones. En Santa Fe y Chaco, con un plus: son distritos hoy en manos del peronismo. En Mendoza, será especial porque Demarchi, ex jefe de campaña de Larreta contra la grieta, ahora compite contra Juntos llevando a libertarios en su lista.

Será el anticipo de unas elecciones excepcionales. Milei apuesta a que la bronca se imponga, Massa sueña con que el miedo frene a la bronca y a Bullrich le queda lo más difícil: combinar la bronca con la razón.