El equipo de Martín Demichelis venció con autoridad al Pincha por 3-1 para celebrar a lo grande en un Monumental repleto.
River Plate venció esta noche con brillantez a Estudiantes de La Plata por 3 a 1 y se coronó campeón de la Liga Profesional de Fútbol (LPF) con dos fechas de anticipación, acompañado por 86.000 fervorosos hinchas que vivieron una fiesta completa en el Monumental.
En sólo media hora de juego, el equipo de Martín Demichelis destrozó a su rival y tiñó la jornada de un tono celebratorio, tras los goles de Lucas Beltrán (2m.), el uruguayo Nicolás De la Cruz (18m.) y Esequiel Barco (31m. de penal).
El delantero uruguayo Mauro Méndez, ingresado al comienzo del segundo tiempo, descontó para Estudiantes (22m.) en un contragolpe.
El sucesor de Marcelo Gallardo escuchó por primera vez y de forma repetida el reconocimiento de todo el estadio por la prestación de su equipo, que aportó la estrella número 70 en la historia del club.
El pueblo "millonario" asistió en la fría noche porteña a una soberbia actuación colectiva, que aseguró la consagración inobjetable con una campaña parcial de 18 victorias, 3 empates y 4 derrotas en 25 fechas.
A River le alcanzaba con un punto para conseguir el objetivo, pero el equipo demostró su estirpe de campeón, no admitió especulaciones, y se encaminó hacia la victoria desde temprano.
En su segundo intento ofensivo, Leandro González Pírez anticipó en campo rival, asistió a Beltrán a espaldas de los centrales y el delantero, de primera, le cambió el palo al arquero Sappa, reemplazante de Mariano Andújar.
Después del gol, Estudiantes ensayó una tímida reacción que se tradujo en el adelantamiento en el campo, la presión sobre Enzo Pérez y Rodrigo Aliendro, y la generación de cinco tiros de esquina que le dieron una esperanza de mantenerse en partido.
En concreto, todo su repertorio ofensivo se tradujo a dos intentos de Santiago Ascacibar y Benjamín Rollheiser, el jugador más hostigado de la noche por su desprolija salida de River en el pasado.
Siempre fluido con la pelota, el local amplió el marcador pasado el cuarto de hora y el partido devino en fiesta. Un centro de Milton Casco fue despejado a medias por la defensa de Estudiantes y De la Cruz facturó con un derechazo cruzado.
El uruguayo estuvo rápido, fino, vertical y al rato decidió un homenaje a "Pipo" Gorosito con una habilitación cortada con el empeine a favor de la carrera de Nacho Fernández, quien fue derribado en el área por un Sappa que salió tarde y lejos.
Entonces Barco colocó cifras de goleada cuando el reloj apenas superaba los 30 minutos. Demasiado River para un Estudiantes mixto, que reservó titulares para la revancha con Barcelona de Guayaquil por la Copa Sudamericana.
La goleada dio paso a las ovaciones y a los cantos celebratorios como en los partidos de celebración. En adelante, poco importó lo sucedido en el campo de juego porque la visita pareció resignada hasta el inesperado descuento de Méndez que provocó una fugaz reacción.
River, fiel a su esencia, mantuvo la intensidad de su juego y buscó el arco de Sappa en cada fase de ataque. Pablo Solari ingresó a los 11 minutos del segundo tiempo por Nacho Fernández para imprimir mayor velocidad.
También lo hizo el tucumano Matías Kranevitter, acompañante de Aliendro en lugar de Enzo Pérez, mimado por el público con un grito de guerra: "Enzo es de River, de River no se va".
Más tarde fueron los momentos de Miguel Borja y Agustín Palavecino con la intención de renovar las energías en un equipo que hacía un culto de la circulación de la pelota en búsqueda de los espacios para atacar el arco rival.
No hubo tiempo para más goles pero sí para más cánticos, abrazos, sonrisas y una gran bandera que se desplegó antes del pitazo final: "Gracias por esta alegría".