Anthony Fabian apuesta por el tono de las películas de "Paddington", una estética próxima a Wes Anderson y el espíritu reivindicativo de Mike Leigh.
Por Juan Pando
Para Fotogramas
Hay que frotarse bien los ojos ante la evidencia de que la optimista protagonista de esta dulce fábula es la misma Lesley Manville que encarnó a la cruel matriarca que ponía en jaque a Kevin Costner y Diane Lane en 'Uno de nosotros'. Ella es la película. Su Ada Harris tiene la bonhomía justa, pero sabe ponerse seria cuando es preciso. Un acierto. Otro, el guion no se lo pone todo muy fácil. Uno más, el personaje no pretende nunca dejar de ser ella misma, disfrazarse. Se presenta siempre tal y como es, esa es su fuerza. Su único deseo es poseer algo bello.
Resulta irónico que los mismos que estarían dispuestos a gastarse sumas ingentes por hacerse con una obra de arte robada, que solo podrían disfrutar en la intimidad de sus casas, le reprochen a ella que se empeñe en comprar un vestido que escapa a sus posibilidades de lucimiento social, solo por darse el gusto. Ahí está la clave del film, cuya adaptación trasciende su origen literario. Anthony Fabian apuesta por el tono de las películas de 'Paddington', una estética próxima a Wes Anderson y el espíritu reivindicativo de Mike Leigh.
Para recobrar la fe en que el optimismo puede funcionar también en la vida.