Esta clase de afección se extiende desde el cuello, la cabeza y las extremidades superiores.
Los dolores en la zona cervical de la columna son de los más extendidos entre la población, ya que habitualmente se generan como consecuencia de malas posturas o movimientos.
La Organización Mundial de la Salud describe el dolor cervical como “aquel conjunto de signos y síntomas que alteran el normal comportamiento de las estructuras localizadas en la región del cuello, donde se encuentran las vértebras cervicales, ocasionando trastornos en el sistema musculoesquelético y en el tejido conectivo”.
“Es un síntoma de dolor en la región cervical, que es la parte más alta de la columna. A veces los dolores pueden irradiarse a la cabeza, hombros o miembros superiores”, describe el osteópata y licenciado en kinesiología Eladio Vecchi (M.N. 9.151).
Por su estructura y función, el cuello es muy propenso a sufrir lesiones. Al grado de flexibilidad, se le suma que tiene que soportar y mover la cabeza, de unos siete kilos de peso, con la cantidad más pequeña de estabilización muscular de todo el cuerpo.
Por qué se produce el dolor cervical
El dolor cervical ocurre por anomalías en las partes blandas (músculos, ligamentos, discos y nervios) y también en las vértebras y articulaciones. La causa más común del trastorno son las lesiones de las partes blandas, debidas a traumatismos o deterioro progresivo.
Es importante señalar que el dolor cervical que la mayoría de las personas tiene alguna vez remite al cabo de días. El dolor cervical se convierte en un problema cuando no merma de forma natural.
“En este caso, además de los factores individuales de la persona que lo sufre, hay otros que comúnmente suelen influir”, señala el kinesiólogo y enumera:
Uso de celulares, notebook, pc.
Estrés.
Dormir boca abajo.
Disminución de la flexibilidad.
Edad.
Presión atmosférica.
Malas posturas.
“Es necesario entender que la parte cervical de la columna se caracteriza por ser muy flexible. Por este motivo son tan frecuentes los dolores”, aclara Vecchi.
Para prevenir estas molestias, los especialistas recomiendan una serie de hábitos que deberíamos tener en cuenta, como evitar la vida sedentaria, realizar ejercicios diariamente, llevar una dieta saludable, tener una buena higiene del sueño y no adoptar malas posturas por tiempos prolongados.
También aconsejan consultar con un médico si el dolor ya es intenso, persiste durante varios días sin alivio, se extiende a los brazos o a las piernas y está acompañado de dolor de cabeza, entumecimiento, debilidad u hormigueo.
Algunos ejercicios de flexibilidad para aliviar el dolor de las cervicales:
* Rotación de cuello: rotar el cuello 90° hasta que la barbilla toque uno de los hombros. Descansar unos segundos y rotar el cuello hacia el lado contrario. Es importante hacer este ejercicio de forma lenta y pausada, controlando el movimiento en todo momento y manteniendo la espalda recta.
* Rotación de hombros: con la espalda recta, rotar los hombros en un movimiento circular, primero hacia delante unos segundos y luego hacia atrás. Es un ejercicio similar a las brazadas en natación, pero sin extender los brazos.
* Inclinación lateral de cuello: inclinar todo el cuello hacia un lado, intentando que la oreja toque el hombro. No forzar el estiramiento: detenerse cuando se note que el músculo se estira sin llegar a sentir dolor. Después de una pausa, hacer el mismo movimiento en sentido contrario. Siempre con la espalda recta.
* Flexión anterior de cuello: primero, llevar la barbilla al pecho. Igual que en el ejercicio anterior, detener el movimiento cuando se note que el músculo se estira a la capacidad máxima sin notar dolor. Después de unos segundos, realizar el movimiento en dirección contraria, con los ojos mirando hacia el techo, sin llegar a quebrar la zona cervical y manteniendo la espalda recta.