El coronel general Mijaíl Mizintsev aseguró que los militares respetarán el cese al fuego para que se retiren las tropas.
El ejército ruso detuvo este martes sus acciones militares alrededor del complejo metalúrgico Azovstal para que las últimas tropas ucranianas en la ciudad de Mariúpol depongan las armas y se rindan.
A través de un comunicado, las Fuerzas Armadas de Rusia informaron que fue suspendida toda acción militar de sus elementos y de la autoproclamada República Popular de Donetsk; además, apunta que los militares se replegaron a una distancia de seguridad en el perímetro de Azovstal.
Según el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa, el coronel general Mijaíl Mizintsev, las fuerzas rusas abrieron tres corredores humanitarios para la salida voluntaria de los combatientes ucranianos que hayan depuesto las armas.
Moscú se dirigió a Kiev para que dé la orden de que las fuerzas ucranianas atrincheradas en Azvostal renuncien a una lucha sin sentido y abandonen el reducto de resistencia.
Mizintsev, consciente de que dicha orden puede no llegar, llamó a los soldados ucranianos en Mariúpol a que tomen esa decisión de manera autónoma y entreguen las armas para salvar sus vidas.
El general ruso admitió la situación catastrófica que se ha creado en la acería y aseguró que los corredores se abrieron por motivos puramente humanitarios.
Insistió en que tanto las tropas rusas como las milicias prorrusas respetan el alto el fuego a lo largo de las tres rutas humanitarias, donde se encuentra incluye una treintena de autobuses y otros automóviles de transporte, además de una decena de ambulancias.
El Ejército ruso dio esta mañana hasta el mediodía a las fuerzas ucranianas que aún resisten en Mariúpol, especialmente en la acería de Azovstal, para que depusieran las armas.
Entre las 14:00 y las 16:00 debía producirse "la salida de todas las unidades armadas ucranianas y de los mercenarios, sin excepción, sin armas ni municiones", explicó esta mañana Mizintsev, quien prometió el cumplimiento de "todas las normas de la Convención de Ginebra sobre el trato de los prisioneros de guerra".
Poco antes, el portavoz de las milicias de Donetsk, Eduard Basurin, anunció el comienzo del asalto a la acería, último foco de resistencia en la ciudad.
Según las autoridades, además de un número indeterminado de combatientes, más de mil civiles se encontrarían refugiados en Azovstal.
El comandante de la 36ª Brigada de Infantería de Marina ucraniana, Serhii Volyna, escribió el lunes una carta al papa Francisco en la que le pide ayuda para salvar a los ciudadanos de Mariúpol, donde permanecerían aún unas cien mil personas.
"Usted seguro que ha visto de todo en esta vida. Pero estoy seguro de que nunca ha visto lo que ahora está ocurriendo en Mariúpol. Porque así es el infierno sobre la Tierra", escribió.
El anuncio de los corredores humanitarios en Mariúpol se da luego de que Moscú lanzara un ultimátum el domingo pasado para que las tropas ucranianas abandonaran la ciudad al este del país; sin embargo, el presidente Volodímir Zelenski aseguró que sus militares pelearán hasta el final.