Jean-Claude Romand pasó 18 años con una doble vida. Estafó a familiares y amigos. Asesinó a su esposa, dos hijos y luego a sus padres.
Después de 26 años en la cárcel, el francés Jean-Claude Romand, quien mató a su esposa, sus hijos y sus padres en 1993 y cuyo caso inspiró dos películas y la novela "El adversario", quedó en libertad este viernes.
Antes de los asesinatos, Romand había vivido 18 años haciéndose pasar por un estudiante de medicina y después por un investigador de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, se ganaba la vida recibiendo dinero de amigos de la familia que él decía iba a invertir en Suiza.
Y cometió los crímenes cuando estaban a punto de denunciar su estafa.
Romand -quien siempre fue señalado como un alumno modelo- no pudo pasar el examen final del primer año de sus estudios de medicina en 1974.
Entonces se le permitió repetir ese primer año de medicina durante los 12 años siguientes, pero nunca se volvió a presentar el examen.
Sin embargo, él le decía a sus amigos que continuaba con sus estudios y, en algún momento, la mentira se extendió a decir que se había graduado de doctor.
Doble vida
Después de mentir sobre su grado, Romand, que ahora tiene 65 años, inventó que tenía un trabajo en Ginebra, en la sede de la OMS.
Lo cierto es que conducía hasta un área fronteriza entre Francia y Suiza y ocasionalmente visitaba el servicio de información al público en el edificio central de este organismo internacional.
En 1980 se casó con la que era su novia y tuvo con ella dos hijos. Para mantener su mentira, les decía que se iba de viaje de trabajo a otros países, pero se quedaba en hoteles de carretera por varios días y después volvía a casa hasta con regalos para los pequeños.
Al principio, Romand logró sobrevivir con la venta de un estudio que sus padres le habían comprado en Lyon.
Cuando este dinero se acabó, comenzó a aprovecharse de familiares y amigos a quienes les decía que podía invertir su dinero en fondos rentables a los que él tenía acceso como empleado de la ONU.
Hacia finales de 1992, algunas de sus víctimas del fraude comenzaron a pedirle que les devolviera el dinero. Entonces, un amigo de la familia descubrió que no pertenecía a la OMS.
Cuando su vida impostada comenzó a quedar al descubierto, cometió los asesinatos. En enero de 1993 mató a su esposa con un rodillo para hacer pan y después a sus hijos de 7 y 5 años con un rifle.
Ese mismo día, viajó más de 80 kilómetros hasta la casa de sus padres y también los mató, junto al perro de la familia.
Entonces regresó a su casa, donde se hallaba muerta su esposa e hijos, prendió fuego la vivienda y finalmente se tragó varias pastillas para dormir con el fin de suicidarse.
Sin embargo, Romand fue rescatado por los bomberos, fue a la cárcel y finalmente confesó sus crímenes. Fue condenado en 1996 a cadena perpetua.
Aunque ahora, 23 años después, recibió permiso para salir de la cárcel.
"Difícil de escuchar"
Mientras esperaba su sentencia, Romand inició un intercambio de correspondencia con el escritor Emmanuel Carrère para contarle su versión de lo ocurrido.
Durante años, el escritor francés estuvo debatiéndose sobre cuál era la mejor manera de escribir una obra con esas cartas, principalmente porque no quería hacer el retrato de un monstruo, pero tampoco una apología.
En el año 2000 publicó "El adversario", que se convirtió en una sensación de ventas. Dos años después, la historia fue llevada al cine.
El caso Romand también inspiró la película de 2001 L'Emploi du Temps, que trata de un ejecutivo que era expulsado de una empresa pero engaña a su familia y todos los días sale como si todavía tuviera un lugar para ir a trabajar.
El hombre ha expresado su remordimiento por lo ocurrido.
Su excuñado criticó la decisión de dejarlo en libertad. Emmanuel Crolet le dijo a la radio francesa que "la palabra 'libre' es difícil de escuchar" en relación con Romand. "Para mí, él ganó", lamentó el excuñado.
Romand estará bajo vigilancia durante dos años y debe vivir en una zona que debe ser aprobada por la justicia.
El tribunal de apelación que le concedió la libertad condicional le impide contactar a las partes envueltas en el caso y hablar con los medios "sobre los crímenes por los que fue condenado".