Con una ruptura de este tipo, surge la duda de si es bueno o no practicar ejercicios. Enterate.
En cada rodilla tenemos dos: menisco interno y menisco externo. Básicamente son cartílagos que se encuentran ubicados entre las superficies curvas del fémur y la tibia funcionando como un amortiguador. “Es una lesión frecuente generalmente en deportes de contacto produciéndose por una torsión o rotación del fémur contra la tibia”, explica el doctor Christian Gustavo Sierra (MN 80991) especialista en ortopedia y traumatología, Director Médico de Ciot Berazategui y Jefe de Sección Cirugía de la Rodilla del Hospital Nacional Posadas.
La rotura de menisco es el doble de frecuente en los hombres que en las mujeres. A su vez, puede producirse por una lesión o por desgaste articular. “Es muy común en deportistas de contacto produciéndose por una rotación del fémur sobre la tibia pero a veces también puede producirse en personas bajando de un automóvil muy bajo, con la rodilla en flexión se produce una rotación que puede lograr una lesión de los meniscos”, describe Sierra. “También hay un montón de pacientes que concurren con lesiones meniscales que no es por culpa de los deportes sino que es por el calzado”, detalla el traumatólogo y recuerda como ejemplo a la gente que iba a jugar al pádel con zapatillas de tenis que están preparadas para jugar en el polvo de ladrillo y no en el cemento característico de esas canchas.
Se pueden distinguir dos tipos de procedimientos que pueden emplearse en el tratamiento de la rotura de menisco: el tratamiento conservador sin cirugía y el tratamiento quirúrgico.
“Lo importante es que un informe de una resonancia magnética con una lesión meniscal no es indicación absoluta de una cirugía, sino que debe ser valorada por el médico para ver qué consecuencias puede traer la cirugía a esa rodilla”, explica Sierra.
Deportes recomendados:
Ciclismo: puede ser fija o común pero no spinning. Es clave tener una buena adaptación de la bicicleta a la anatomía del ususario.
Caminata: con un calzado blando y en todo momento con uno de los pies apoyados totalmente en el suelo. Eso significa que no hay sobrecargas articulares.
Natación: evitando dar brazadas. Aquagym también es una buena opción.
Yoga: algunas posturas que eviten flexiones forzadas de la rodilla.
En general se buscan ejercicios que estimulen la fuerza muscular, mejorando el control motor, evitando grandes cargas e impactos y situaciones de compresión y giros.
Fuente: TN