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Mundo

El nazi que salvó a la mujer judía de la que se enamoró

El soldado consiguió que Helena Citronova y su hermana evitasen la cámara de gas.

14/08/2015

Un amor prohibido en el peor lugar de la tierra que tuvo por suerte un final feliz. Y es que, pese a las restrictivas leyes alemanas, que prohibían las relaciones entre arios y judíos, el guardia de las SS Franz Wunsch logró evitar que la judía polaca Helena Citronova y su hermana acabasen en la cámara de gas en plena Segunda Guerra Mundial.

En una ocasión Helena fue obligada a cantar y su voz sedujo a Wunsch, cancerbero del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, que se enamoró perdidamente de ella y la tomó a partir de entonces bajo su protección. Según narró posteriormente la propia Citronova, el soldado la miraba con dulzura, le enviaba galletas e incluso le escribía notas que decían: "Amor. Estoy enamorado de ti".

Citronova, según recoge el rotativo británico Daily Mail, acogió el cortejo con extrema frialdad, pero poco a poco llegó a enamorarse del soldado: "Con el paso del tiempo llegó un momento en el que de verdad lo amé".

La antigua prisionera, que falleció en 2005 pero cuyo testimonio ha perdurado gracias a un documental grabado por el cineasta Laurence Rees, comenzó a enamorarse después de que Wunsch lograse salvar la vida de su hermana, que había llegado al campo de concentración junto con sus dos hijos.

"Le dije que la iban a llevar a la cámara de gas. Él me preguntó su nombre y me dijo que la salvaría, aunque no pudo hacer nada por sus hijos", recordaba Citronova.

"Los niños no pueden vivir aquí", dice que le respondió Wunsch, quién consiguió convencer a las autoridades del campo de que dejasen con vida a la hermana Rozinka porque podría serle útil para realizar trabajos forzados.

Cuando Helena y Rozinka tuvieron que abandonar el campo en una de las denominadas «marchas de la muerte», el SS les regaló dos pares de botas de piel y la dirección de su madre en Viena.

Las dos hermanas no volverían a verle hasta 1972, cuando el testimonio de ambas en un juicio sería clave para devolverle el favor y salvar su vida. Algo que no les resultó fácil, porque numerosos testimonios le acusaban de ser un guardián sanguinario y estar al menos en una ocasión al mando de una ejecución en una cámara de gas. "Conocer a Helena cambió mi comportamiento. Me convirtió en otra persona", aseguró Wunsch en el juicio.