El delantero santiagueño de Boca, que cerró el 2025 en un gran nivel, habló sobre varios temas y expresó sus sensaciones.
El 2025 del santiagueño Exequiel Zeballos terminó en alza y con una sensación que ilusiona a Boca. El Chango dejó atrás lesiones, silencios y frustraciones, recuperó la magia y cerró el año afianzado como titular, siendo decisivo en partidos clave y protagonista del Superclásico. “Me da vergüenza volver a ver el festejo con River”, confesó en una entrevista con la revista oficial Desde La Boca.
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El Changuito se convirtió en el Chango, en una versión más madura de aquel pibe que soñaba con “jugar en la Bombonera y tirar magia”. Después de varios años marcados por la recuperación y la espera, reapareció en el tramo final del año no solo jugando, sino marcando la diferencia.
El propio jugador explicó las claves de su resurgir. El trabajo consciente, la fe y el respaldo de los referentes fueron fundamentales. “Soy muy creyente. Aprendí que las cosas suceden por algo y que Dios a veces nos pone a prueba. Hay que ser paciente y prepararse”, expresó.

Además, dejó un mensaje claro sobre su evolución futbolística: “El fútbol es cada vez más de atletas, no alcanza solo con la habilidad”. El nuevo Zeballos aparece más fuerte, más sólido en el cuerpo a cuerpo y convencido de sus virtudes.
Su reaparición coincidió con la levantada de Boca. Sumó minutos desde el banco, volvieron los goles y también las sonrisas. El tanto ante Belgrano fue clave para volver a tener continuidad. Luego llegaron actuaciones decisivas frente a Barracas Central, Estudiantes y River, con goles y asistencias.
Sobre el penal errado ante el Pincha, recordó: “Nunca había fallado uno en Boca y me puse muy mal”. En el descanso, Paredes, Cavani, Marchesín y Advíncula lo tranquilizaron. Del error pasó al gol minutos después: “Por suerte pude convertir enseguida”.

La nueva versión del Chango también trajo un símbolo: la vincha. Nació de casualidad, en un picado en Santiago del Estero, y terminó siendo parte de su identidad dentro de la cancha. “Desde entonces la uso siempre”, contó.
La foto del año de Boca lo tiene con vincha incluida, celebrando su gol a River casi entre los hinchas. “Ni me acuerdo bien cómo fue. Me da vergüenza volver a verlo”, admitió. Fue su primer Superclásico como titular y lo vivió a pleno: gol, asistencia, ovación y clasificación a la Copa Libertadores.
El cierre de 2025 fue una confirmación. El talento sigue intacto y el cuerpo, finalmente, responde. Ahora el desafío es mayor: 2026 aparece como el año de la consolidación definitiva.