El reconocido misionero vicentino reunió a cientos de santiagueños en el Colegio San José, donde compartió su testimonio de fe y su obra en Madagascar. Diario Panorama dialogó con él y registró la emoción de la comunidad.
Santiago vivió este sábado una tarde cargada de fe y emoción con la visita del Padre Pedro Opeka, uno de los misioneros más reconocidos del mundo por su obra humanitaria en Madagascar. El encuentro, realizado en el Colegio San José, fue un verdadero éxito y convocó a una multitud de familias, jóvenes, docentes y religiosos que se acercaron para escucharlo, saludarlo y agradecer su ejemplo de vida.
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Padre Opeka
Con más de 50 años de sacerdocio, Opeka dedicó su existencia a la construcción de hogares, escuelas, talleres y espacios de dignidad a través del proyecto Akamasoa, obra que lo llevó a ser nominado al Premio Nobel de la Paz. Su paso por la provincia despertó una enorme expectativa, que se vio reflejada en el afectuoso recibimiento de la comunidad.
“No imaginaba que en Santiago fueran tan amables y tan alegres”
En diálogo exclusivo con Diario Panorama, el Padre Opeka expresó su sorpresa y gratitud por el cariño recibido:
“Yo no imaginaba que en Santiago del Estero sean tan amables, tan alegres. Quería pasar por Santiago por la invitación de Vicente Bockalic.”
Padre Opeka
A lo largo de la jornada, se mostró cercano y disponible con todos, conversando, saludando y dejando palabras de aliento a quienes se acercaban.
“Debemos ser misioneros de la esperanza”
Consultado sobre el significado de misionar, Opeka habló desde el corazón: “Misionar es traer la buena nueva, el amor, la fraternidad, la justicia, todo lo que hay de bueno en el ser humano. Debemos ser misioneros de la esperanza.”
Y dejó un mensaje que resume su obra y su vida:
“Todos nacimos para amar y ser amados.”
Una visita que dejó huella
La presencia del Padre Pedro Opeka en Santiago del Estero no solo permitió conocer el testimonio de un referente mundial, sino también renovar el compromiso con la solidaridad y la esperanza. Su mensaje quedó resonando entre los presentes: la misión es amar, servir y construir dignidad cada día.
Padre Opeka