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“Un diagnóstico no es un pronóstico”: la resiliente historia de Joaquín y Catalina

En el marco de la Semana del Prematuro, los periodistas Susana Saad y Víctor Gauna compartieron su dura experiencia como padres de mellizos prematuros extremos. Una historia de fe, ciencia y resistencia que pocas veces se cuenta.

17/11/2025

Durante la Semana del Prematuro, Noticiero 7 decidió visibilizar lo que muchas familias atraviesan en silencio. En esta oportunidad, quienes tomaron la palabra fueron dos comunicadores muy conocidos por su labor periodística, pero que hasta ahora no habían contado públicamente su historia: Susana Saad y Víctor Gauna, padres de mellizos que nacieron prematuros extremos y que hoy, 17 años después, siguen emocionándose al recordar aquella lucha.

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Joaquín nació con 810 gramos y Catalina con 590 gramos. Ambos llegaron al mundo a las 26 semanas de gestación, luego de que Susana fuera diagnosticada con preeclampsia y debiera ser derivada de urgencia a Córdoba. “Ahí empezó todo”, recuerda ella, al relatar el momento en que ingresó de imprevisto al quirófano.

Lo que siguió fue una batalla diaria. Los bebés bajaron aún más de peso y dependían por completo del equipo de Neonatología. Las visitas eran breves, apenas una hora por la mañana y otra por la tarde. El resto era esperar: por la evolución, por los números del monitor, por una señal que diera esperanza.

Víctor aún revive la madrugada en la que lo llamaron para avisarle que Joaquín “no amanecía con vida”. Susana, sola en Córdoba, pidió agua bendita y formó cadenas de oración mientras los médicos advertían que se preparara para lo peor. “Nos dijeron que esperaban que se cortara”, recuerda. Pero el pequeño resistió una vez más. Aquel fue solo uno de los múltiples momentos críticos que debieron enfrentar.

Joaquín también tuvo que ser operado por retinopatía, una intervención que debía durar media hora y terminó extendiéndose casi tres, con un posoperatorio lleno de alarmas y reanimación. “Por segunda vez, acá está”, dice Víctor, con una mezcla de alivio y orgullo.

La historia también estuvo acompañada de ciencia y de un enorme equipo profesional. Tanto en Córdoba como en Santiago, los médicos que los atendieron quedaron marcados por el caso de estos mellizos que desafiaron todos los pronósticos. Susana y Víctor destacan que, tras el alta, la lucha continuó: kinesiólogos, fonoaudiólogos, psicomotricistas y un seguimiento constante para garantizar su desarrollo.

Hoy, Joaquín y Catalina son adolescentes. Él va al colegio, practica básquet y lleva una vida plena, aunque con algunos desafíos que enfrenta con esfuerzo y constancia. Ella, su hermana melliza, es su compañera incondicional: protectora, presente, siempre atenta.

“Un diagnóstico no es un pronóstico”, repite Susana. Y en su historia, esa frase cobra un sentido profundo. Para ambos padres, la fe, la unión familiar y el acompañamiento profesional fueron claves. “Los miedos están, uno llora afuera, pero adentro de la NEO hay que transmitir paz. Ellos sienten todo”, reflexiona.

En el cierre de la Semana del Prematuro, su testimonio ilumina un camino que miles de familias recorren: el de la incertidumbre, la espera, la fortaleza y la esperanza. Una historia que muestra que, aun cuando todo parece imposible, la vida puede abrirse paso.

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