No levantan el piso, no ensucian el agua y resisten el calor. Dos opciones ideales para dar sombra sin complicaciones.
Tener una pileta rodeada de vegetación puede transformar cualquier jardín en un refugio natural, pero elegir los árboles incorrectos puede generar problemas: hojas que ensucian el agua, raíces que levantan pisos o daños a estructuras cercanas.
Por suerte, existen dos especies que combinan estética, frescura y bajo mantenimiento, sin los inconvenientes habituales.
El ciprés común (Cupressus sempervirens) es uno de los árboles más recomendables para plantar cerca de piscinas. Su sistema de raíces profundas y no invasivas evita daños en pisos o muros, mientras que su forma columnar permite ubicarlo en espacios reducidos.
Características y cuidados:
El ciprés aporta sombra y frescura y su porte elegante transforma cualquier jardín sin ensuciar la piscina.
La palmera enana (Phoenix roebellinii) es otra alternativa ideal para colocar cerca del agua. Su tamaño reducido, hasta 3 metros, y sus raíces finas la hacen adecuada para jardines pequeños, terrazas y zonas cercanas a la piscina.
La palmera enana aporta un toque exótico y elegante al jardín sin generar suciedad ni riesgos para la pileta.