Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal protagonizan 'Materialistas', una dramedia contemporánea para deleitarse en el heteropesimismo más romanticón.
Por Mariona Borrull
Para Fotogramas
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La matchmaker Lucy (Dakota Johnson) viste el desapego y la fachada de Holly Golightly con el gusto de quien es su propio proyecto personal. Dos príncipes enmascarados la cortejan: Harry (Pedro Pascal), un ascensor social que busca ser entrañable, y John (Chris Evans), un 'Frances Ha' no menos victimista. En fin, un trío calavera tan racionalizado y autoconvencido como el promedio millennial en la era de la terapia instagramera, la proteína necesaria y la cerveza sin alcohol.
No es sátira
Lejos de los diamantes de la Monroe, Celine Song plantea 'Materialistas' en clave de dramedia (o de drama y punto, porque toda risa es incidental), sin por ello imponer una radiografía sensiblera sobre sus personajes. La persona tras Harry, un coffee book con maneras de Cary Grant, nunca llega a desvelarse, y lo que sabemos de John, entre el aniñado golden terrier y la toallita usada, cae deliberadamente mal. La fría Lucy respira por gracia de Dakota Johnson, que escampa notas de humanidad entre silencios y réplicas de una elegancia que, bueno, solo ella puede conseguir.
Pero la dramaturgia de Song se interesa de frente por estos peones bien dispuestos, abrazando el cartón piedra con credulidad de turista ante la fórmula romcom: hay pícnics en Central Park, armarios siempre impecables, un trabajo de cámara suntuoso y piano en la banda sonora. También 'Sexo en Nueva York' apelaba a lo disfuncional de las nuevas élites, y también Carrie acabaría enamorándose. Porque, "en esta economía", ¿de verdad rechazaríamos el carisma genuino del tonteo screwball para quedarnos con la vida misma, incómoda y desencantada?
Delulu de emergencia
En 'Vidas pasadas', Celine Song azuzaba los sentimientos más puros y los oxidaba demostrando que, en realidad, nada nunca es tan sencillo. Pero el desasosiego de ayer resulta antagónico a la comedia romántica de hoy, lenguaje-embudo de este prometido triángulo amoroso. De hecho, el desinterés de Song por la verosimilitud la lleva en 'Materialistas' a algunos facilérrimos volantazos de guion que ya poblaban el screwball y que por algo hemos olvidado. El más flagrante llega como una trama de abuso que, no por menos creíble, ofende por utilitarista y poco cuidadosa hacia un personaje frágil. Frágil, de verdad. Porque ya sabemos que Lucy, John y Harry acabarán estando bien… Si no ahora, mañana.
Para deleitarse en el heteropesimismo más romanticón.