Louise Courvoisier cuenta con un reparto de intérpretes no profesionales muy convincente para hablarnos desde una perspectiva luminosa y desde dentro de la experiencia de vivir en el campo, que no esquiva la conciencia de la crisis que acecha al sector agropecuario.
Por Eulàlia Iglesias
Para Fotogramas
HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Por el título en español de 'Vingt dieux', podría presuponerse que nos encontramos ante otro drama (o comedia) culinario francés con aromas a alta y sofisticada gastronomía. Pero la ópera prima de Louise Courvoisier rompe con este y otros apriorismos. La directora pertenece a una nueva generación de cineastas que está revisando los imaginarios habituales del cine rural, sobre todo en Francia.
Lejos de las películas deprimentes, llenas de prejuicios acometidas a menudo desde una mentalidad parisiense, o las visiones por el contrario estilizadas y gentrificadas, 'La receta perfecta' propone una perspectiva luminosa y desde dentro de la experiencia de vivir en el campo, que no esquiva ya desde su arranque la conciencia de la crisis que acecha al sector agropecuario. Pero, como su joven protagonista Totone (el debutante Clément Faveau), que se queda solo en la vida y con la responsabilidad de sacar adelante a su hermana pequeña, la película decide encarar esta situación no desde las coordenadas del drama social sino desde la energía contagiosa de una aventura juvenil colectiva.
Courvoisier parte de los preceptos del naturalismo. Cuenta con un reparto de intérpretes no profesionales de lo más convincente que otorgan autenticidad a la historia, al tiempo que también desafían las convenciones canónicas de representación de jóvenes (y de sus relaciones sexoafectivas) en la pantalla.
Los personajes se ponen en escena a través de sus tareas cotidianas en granjas y explotaciones queseras, pero sus conflictos e inquietudes no se encuentran tan lejos de las de tantos otros chicos y chicas, de manera que se consigue generar una empatía natural con ellos sobre un retrato realista de fondo de la vida en el campo. Y la directora despliega el reto que se propone el protagonista, fabricar un queso Comté digno de concurso en las instalaciones semiabandonadas de su granja, como un film de aventuras en que el mundo adulto queda casi siempre fuera de campo. Ojalá todas las comedias francesas que arrasan en taquilla fueran así.
Para paladear una encantadora comedia rural francesa de aventuras queseras.