La casa más famosa del país entra en una etapa clave y la santiagueña Eugenia Ruiz quedó en el centro de la escena. Esta noche hay gala, pero la eliminación recién se conocerá el lunes.
La reciente doble gala de eliminación en Gran Hermano mantuvo a los espectadores al borde de sus asientos. Juan Pablo y Tato lograron evitar la eliminación gracias al voto del público, asegurando su lugar entre los ocho mejores del reality más visto del país. La tensión se palpaba en el ambiente mientras los participantes esperaban ansiosamente los resultados.
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Luz, Selva, Lourdes, Katia y Eugenia no corrieron con la misma suerte y deberán enfrentarse en la segunda parte de la gala de eliminación de GH fijada para este lunes. La incertidumbre sobre quién abandonará la casa generó fuertes debates y estrategias entre los participantes, quienes intentan asegurar su permanencia en el juego de cara a la recta final.
La convivencia en la casa se vio afectada por diversos conflictos. Uno de los más destacados fue el enfrentamiento entre Devi y La Tana, así como el choque de opiniones entre Eugenia y Luz. Las tensiones internas se intensificaron a medida que los participantes lidiaban con las presiones del juego y la convivencia.
Además de las eliminaciones, los participantes enfrentaron desafíos inesperados. La sanción impuesta por Gran Hermano, que redujo el presupuesto de las compras semanales, generó controversia y sospechas sobre quién fue el responsable. Por otro lado, el misterioso "cíclope" se llevó los cubiertos de la casa, obligando a los participantes a comer con las manos.
Santiago del Moro propuso un desafío para recuperar los cubiertos: atarse todos durante 24 horas. A cambio, cada uno recibiría los utencillos más medio kilo de yerba, cigarrillos y una gaseosa -para cada uno-, ya que estos productos no estarían disponibles en el supermercado ni en el kiosco. Sin embargo, la negativa de Eugenia a participar generó un debate sobre el egoísmo y la falta de colaboración en la convivencia.
La doble gala de eliminación se presenta como un punto de inflexión en el juego. La incertidumbre ante el veredicto del público y la posibilidad de perder a un jugador generan un clima de nerviosismo y especulación en la casa. Los participantes que quedaron en placa deberán afinar su capacidad de adaptación para sobrevivir en el juego y seguir luchando en la parte final del certamen.