Tras enfrentarse a zombis y criaturas infernales, el director de "Resident Evil", Paul W.S. Anderson, y Milla Jovovich vuelven a formar equipo en un oscuro cuento de hadas de George R. R. Martin, autor de "Juego de Tronos".
Por Fausto Fernández
Para Fotogramas
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En tiempos de pérdida de tiempo, justificaciones y saturar de informaciones inútiles a los espectadores, Paul W.S. Anderson sigue reivindicando las excelencias del pulp literario y cinematográfico. Como en los relatos de Robert E. Howard (¿no son los personajes de Dave Bautista y Milla Jovovich trasuntos de Conan y Red Sonja?), y como en los eurowesterns (los más abstractos y enfermizos), en 'Tierras perdidas' no sabemos nada del pasado de sus antihéroes egoístas y hoscos, ni falta que hace. Tampoco importa su futuro, salvo encontrarlos en otra aventura donde solo interesará si sobreviven, sus códigos trasnochados de (des)honor y la aventura en sí misma.
90 minutos de paseo por un posapocalipsis estéticamente ligado a 'Mad Max', los exploits de la saga de George Miller y 'Underworld', que no da respiro al público, la clase de público amamantado en el heavy metal (también comiquero: Juan Giménez, Juan Zanotto…) narrativo, el anticlericalismo visceral y la violencia de irónico, exhibicionista, desapego. Nuestro más ¿culpable? deseo. Y la bruja (Anderson) nunca se niega a cumplirlo.
Para resistentes de la fantasía Serie B desacomplejada, bárbara y bastarda.