Opinión y Actualidad

Crítica de "El Contador 2"

"El Contador 2" transforma la ironía en subtexto y entre líneas de su predecesora en directamente una comedia de acción, incluso en sus tramas más trágicas.

28/04/2025

Por Fausto Fernández
Para Fotogramas

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

Si hay algo que convierte en decididamente simpática a esta secuela (nueve años después) de un sólido thriller de acción, el cual sorprendió, agradablemente, a público y crítica, es su voluntad explícita de convertirse se en la parodia del éxito original. ‘El contador 2’ transforma la ironía en subtexto y entre líneas de su predecesora en directamente una comedia de acción, incluso en sus tramas más trágicas, las cuales parecen finalmente (mérito, o culpa, de una planificación dramática que se diría salida de un culebrón sudamericano) de un folletín subido y decididamente imposible en su sentimentalismo naíf. En esto, el largometraje nuevamente dirigido por Gavin O’Connor, aquí más libre para despojar al film de su didactismo psicológico e ir al grano, no engaña a nadie, y ya en el reencuentro de los espectadores con el personaje de Ben Affleck (ese Affleck cara de palo que disfruta alimentando su otra condición de meme abesugado), Chris Wolff, lo encontramos reinventándose con sonrisas algorítmicas y humor cafre en una divertida sesión de citas a ciegas express. ‘El contable 2’ se reinventa como buddy movie de acción cuando venía de una fiel recuperación del espíritu de ‘Fríamente… sin motivos personales’, una de las obras maestras que Michael Winner firmara con Charles Bronson de protagonista. Aquella frialdad matemática, estadística, de ‘El contador’ es ahora una búsqueda de la complicidad cómica y del Harry Langdon que Wolff parece esconder en su interior, y al que toda la trama de la película, con sus giros argumentales, casualidades y desvíos, se dedica a presentar como la verdadera identidad del, hasta este momento, frío y cerebral genio de los números y de los asesinatos por encargo.

Es evidente que lo que de verdad funciona en esta continuación es el juego entre los dos hermanos protagonistas, más que el rol secundario de las dos mujeres que comparten, de diversas formas, su viaje emocional y de chistes. A un tris de haber sido (ojalá) el remake de ‘Rain Man’ con el que nos habrían deleitado los Farrelly de ‘Dos tontos muy tontos’, ‘El contable 2’ disfruta más en una secuencia de pelea casi en off (la del bar country, digna de cualquiera de las de Terence Hill y Bud Spencer en sus obras magnas) que en el resto que van sucediéndose desde su minuto uno hasta el tiroteo climático en Juárez. O en escenas como en la que Braxton (Jon Bernthal, otra vez robando la película a quien se le ponga por delante), el hermano de Chris, charla con una mujer en un loft berlinés sobre la diferencia salarial entre el perro y los enanos de ‘El Mago de Oz’, escena que O’Connor resuelve, brillantemente, con un plano secuencia donde, nuevamente, la violencia ha estado fuera de campo, fuera de plano.

Sustentada, pues, la secuela en la comedia, con los impagables diálogos, y cabreos (el gag recurrente sobre mascotas y caravanas), que unen a una pareja fraternal desunida e igual de neurótica, a veces le cuesta al guión y al director mantener esa apuesta en lo que es el meollo dramático referente al tráfico de personas y niños en peligro. En ese punto, ‘El contador 2’ está a punto de convertirse en un panfleto amarillista similar a la horrenda ‘Sound of freedom’, con sus villanos malvadísimos deshumanizados y sus caídas en una pornografía de los sentimientos que sí que aterran. Por suerte, se trata de un traspiés de “seriedad”, y Gavin O’Connor despacha todo el clímax de ataque y rescate in extremis como si estuviera rodando el de algún episodio de ‘El Equipo A’, con muertitos, eso sí que también es verdad.

Tal vez desconcierte a quienes esperan de la película una iteración/ampliación del espectro Asperger de un John Wick con mandíbula de Batman, pero si son ustedes de ese público que agradece una segunda parte cuya ambición es desmarcarse de la primera radicalmente, incluso con errores y sin acabar de rematar la faena, que sea el sillón de rebajas de verdad confortable, y no el de diseño escandinavo, esta les va a dar elementos que no esperarían: una matanza en un bingo parroquial; discusiones en calzoncillos alrededor del conductismo animal; organizaciones secretas con niños hackers superdotados que parecen haber surgido de una novela de Charles Dickens… o de Jordi Sierra i Fabra, y una (previsible, que tenemos una edad) sorpresa que resulta ser la mejor y definitiva broma de ‘El contador 2’, una desvergonzada coña a costa de la pulp ‘Dulce venganza’, de Walter Hill, y de ¡’Emilia Pérez’!