La mujer cuya imagen dio vuelta al mundo es Geneviève Jeanningros, una monja de 81 años que era amiga del sumo pontífice.
La última despedida al papa Francisco comenzó este miércoles en la basílica de San Pedro bajo un estricto protocolo de seguridad. Sin embargo, en medio de la solemnidad de la sala, apareció una monja que se ubicó a un costado del féretro y rompió en llanto para despedir al santo padre.
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La mujer cuya imagen dio vuelta al mundo es Geneviève Jeanningros, una monja de 81 años que era amiga del sumo pontífice.
El cuerpo de Francisco yace rodeado de contenciones de seguridad y solo se puede observar a varios metros de distancia. En ese contexto, mientras la fila de obispos y cardenales circulaba, apareció ella, una monjita de baja estatura que decidió quedarse a un costado y desde allí brindarle el último adiós a quien fuera su amigo.
Y no solo rompió con el protocolo esquivando la fila, sino que también rompió en llanto. Lo hizo en silencio, casi inmóvil y durante varios minutos. Inclusive, en reiteradas oportunidades debió secarse las lágrimas con un pañuelo.
Francisco la llamaba la “enfant terrible”. Y durante su despedida en soledad, nadie se acercó ni le impidió que continuara en el lugar.
Como cada miércoles, sor Geneviève llevaba a las audiencias generales a grupos de homosexuales y mujeres trans; muchas de ellas ejercen la prostitución en una zona degradada de las afueras de Roma.
También acercó a varias mujeres trans para que conversaran con el santo padre. “Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella”, contó a los medios vaticanos.
El 31 de julio de 2024, la monjita logró que Francisco visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes.