Locales

Juan Ignacio Liébana: "Santiago del Estero, la niña mimada del Papa Francisco"

El obispo Liébana recordó con emoción su último encuentro con el sumo pontífice.

21/04/2025

En diálogo con Radio Panorama, Monseñor Juan Ignacio Liébana,reflexionó sobre el legado espiritual y humano del pontífice argentino y destacó el lugar privilegiado que siempre ocupó Santiago del Estero en su corazón.

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“Estuve con el Papa por última vez en septiembre, en el curso para obispos nuevos. Tuvimos la posibilidad de almorzar con él, fue un momento muy lindo de charlas, de verlo, y después mantuvimos comunicaciones”, relató Liébana.

El obispo expresó que Francisco deja una herencia invaluable. “Su mirada a los últimos, a los postergados, nos enseñó el cuidado de la casa común. Nos invitó a mirar la creación no para aprovecharnos de ella o sacarle dinero, sino para contemplarla como nuestra casa, cuidarla y disfrutarla como un signo del amor de Dios”, señaló.

Destacó además su mensaje claro y profético en favor de la paz, la fraternidad y la acogida de refugiados e inmigrantes. “Fue el Papa de la misericordia, que nos enseñó que la Iglesia no debe ser una aduana, sino una casa acogedora, un hospital de campaña —como a él le gustaba decir— donde se puedan curar las heridas de la vida”.

Liébana también puso de relieve el estilo de vida austero y sencillo de Francisco. “Vivía con lo necesario, compartía lo que tenía. Siempre se daba tiempo para una carta, un video, una llamada. Fue un gran hombre para el mundo, no solo para la Iglesia”.

Pero si hay algo que Monseñor Liébana subrayó con especial emoción, fue el vínculo estrecho del Papa con esta tierra. “Francisco siempre miró con profundo cariño a Santiago del Estero. Fue quien nos regaló a María Antonia de Paz y Figueroa como santa. Y fue él quien nombró a nuestra diócesis como Primada de la Argentina. Aunque fue una reparación histórica, él quiso que la diócesis más importante del país no estuviera en la capital, sino en Santiago. Tuvo una mirada verdaderamente federal”.

Para el obispo, esa conexión se explica por el respeto profundo que el Papa sentía por la religiosidad popular. “Veía en las procesiones, peregrinaciones, en cada bandera, caballo o cohete, la presencia viva del Espíritu Santo. No lo entendía como algo meramente cultural, sino como una expresión profunda de fe”.

Finalmente, Liébana dejó un mensaje de esperanza: “Es tiempo de cosechar todo lo que nos dejó. Sus palabras quedarán para siempre y deben marcarnos para ser mejores personas. Creo que el Papa quisiera que hoy estemos contentos, celebrando que ya está con Dios. Que vivamos este día como una Pascua, como un paso a la Vida plena”.