Los bombardeos alcanzaron zonas densamente pobladas de Kharkiv y Sumy, donde se registraron múltiples impactos con misiles balísticos y drones de fabricación iraní.
Dos personas murieron y al menos 27 resultaron heridas tras una nueva oleada de ataques rusos contra ciudades del noreste de Ucrania, informaron este viernes las autoridades locales.
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Los bombardeos alcanzaron zonas densamente pobladas de Kharkiv y Sumy, donde se registraron múltiples impactos con misiles balísticos y drones de fabricación iraní.
El alcalde de Kharkiv, Ígor Terekhov, declaró en su canal de Telegram que una persona murió y 26 fueron heridas en la ciudad.
“Según la información preliminar, los ataques fueron realizados con misiles balísticos equipados con municiones de racimo. Por eso la superficie afectada es muy extensa”, indicó. Al menos 15 edificios residenciales sufrieron daños estructurales.
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El gobernador regional, Oleg Synegubov, confirmó que los proyectiles impactaron en un “sector densamente poblado”, aunque no se reportaron instalaciones militares en la zona atacada.
En Sumy, ciudad cercana a la frontera con Rusia, un ataque nocturno con drones Shahed provocó la muerte de una persona y dejó otra herida, según informó la administración militar regional.
“El enemigo golpeó una instalación de infraestructura civil”, indicó el comunicado oficial. La ofensiva se produce apenas cinco días después del ataque más letal del año en Ucrania, cuando un misil balístico ruso causó la muerte de al menos 35 personas e hirió a más de 100 en esa misma localidad.
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Los líderes occidentales condenaron ese ataque, considerado uno de los más graves desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. Los bombardeos ocurren mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, insiste en la necesidad de un alto el fuego inmediato para frenar un conflicto que ya supera los tres años de duración.
Trump, desde la Casa Blanca, aseguró este jueves que espera una respuesta de Moscú a la propuesta estadounidense “esta semana”.
“Queremos que esto pare. Queremos que cesen las muertes y los asesinatos”, declaró el mandatario junto a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
En paralelo, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, se reunieron en París con representantes de Francia, Reino Unido, Alemania y Ucrania para coordinar posturas diplomáticas.
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Rubio reiteró el respaldo de Washington a un plan de paz que permita el cese inmediato de hostilidades y el inicio de negociaciones con garantías de seguridad para Kiev.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, reveló el jueves en una rueda de prensa en Kiev que su gobierno dispone de información preliminar que involucra a China en el suministro de armamento a Rusia.
Según el mandatario, los servicios de inteligencia ucranianos han detectado indicios de transferencias de pólvora y artillería, así como la posible participación de representantes chinos en la fabricación de armas dentro del territorio ruso.
“Estamos preparados para hablar de esto con detalle. La semana próxima presentaremos documentación que demuestra esta colaboración”, aseguró Zelensky, en declaraciones recogidas por la agencia Ukrinform.
La acusación añade presión internacional sobre el régimen de Beijing, que ha mantenido una posición ambigua respecto al conflicto, y refuerza la percepción en Kiev de que Rusia no actúa sola en su agresión militar.
El apoyo externo a Moscú, según funcionarios ucranianos, prolonga el conflicto y obstaculiza cualquier avance real hacia una solución diplomática.
La Casa Blanca ha dejado claro que si no se alcanza un acuerdo de alto el fuego antes de fin de mes, Trump podría imponer nuevas sanciones a Rusia, ya sea por vía ejecutiva o solicitando respaldo legislativo al Congreso.
Una fuente cercana al mandatario, citada por Axios, afirmó que Trump está “frustrado” por la falta de avances y considera que está muriendo “demasiada gente” mientras Moscú mantiene una actitud intransigente.
El Kremlin, por su parte, ha reiterado que no aceptará un alto el fuego generalizado mientras no se atiendan sus “preocupaciones de seguridad”, entre las que figuran el reconocimiento de Crimea y las regiones anexionadas de Zaporizhzhia, Kherson, Donetsk y Lugansk, así como la renuncia de Ucrania a ingresar en la OTAN y la revocación de leyes internas que considera discriminatorias hacia la lengua rusa.
En los últimos días, portavoces rusos han insistido en que cualquier proceso de paz debe partir del reconocimiento de la situación territorial actual, algo inaceptable para Kiev y sus aliados occidentales, que insisten en la retirada total de las tropas rusas como condición previa para cualquier negociación.