Ingrid García Jonsson y Ramón Barea protagonizan la nueva película de Pablo Hernando, con tintes neo-noir y mezclando el thriller con lo fantástico.
Por Antonio Trashorras
Para Fotogramas
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Gran talento fílmico crecido en los rigores del bajísimo presupuesto, Pablo Hernando estrena por fin una obra ajena a tales constricciones, y ratifica con creces cuanto de valioso latía en sus módicos, distintivos y reiteradamente apreciables (con independencia de sus duraciones) esfuerzos anteriores: 'Cabás' (2012), 'Esa sensación' (2015), junto a Juan Cavestany y Julián Génisson, 'Berserker' (2015) y 'El ruido solar' (2020).
Venturosa anomalía en un panorama español desde siempre inclemente a desvíos imaginativos y afinidades ajenas al verismo más tangible, 'Una ballena' se ubica en ese rango de 'películas experiencia' que, merced a una confección audiovisual minuciosa hasta lo obsesivo, trasciende su naturaleza de amalgama de tropos genérico-conceptuales (noir espeso y 'weird fiction', horror cósmico y trascendentalismo schraderiano) con mimbres, conexiones y guiños más o menos reconocibles (Jonathan Glazer, Jean-Pierre Melville, Lovecraft, Ballard…) para proporcionar una genuina inmersión sensorial en un universo único que, pegajoso, enfanga las retinas y encharca las neuronas.
Para amantes de las zumbulladas en aguas cinematográficas densas y extrañas.
