La actividad física diaria y simple es una de las herramientas más efectivas para cuidar y mejorar la salud.
La popularidad de la comida chatarra se debe a su atractivo sabor, fácil accesibilidad y la capacidad de proporcionar una satisfacción momentánea. Sin embargo, los expertos alertan que su consumo frecuente puede acarrear consecuencias graves para la salud, tanto a nivel físico como cognitivo.
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Según Medical News Today, los efectos negativos de este tipo de alimentos pueden manifestarse en diferentes plazos. A corto y mediano plazo, pueden alterar los niveles de glucosa en sangre y desencadenar procesos inflamatorios en el organismo. A largo plazo, el consumo excesivo de comida chatarra está vinculado a la obesidad, problemas de memoria y aprendizaje, así como al desarrollo de enfermedades cardíacas.
Las recomendaciones médicas sugieren una alimentación predominantemente basada en plantas y productos naturales, mientras que se aconseja restringir el consumo de ultraprocesados a una cantidad ocasional, moderada y en porciones controladas.
No todas las comidas ultraprocesadas tienen el mismo impacto. Según diversas investigaciones científicas, existen categorías especialmente perjudiciales que convendría evitar de forma sistemática. A continuación, se presentan los cinco tipos más dañinos, respaldados por la evidencia disponible:
Bebidas azucaradas y energéticas: la forma más peligrosa de consumir azúcar
El azúcar en forma líquida, presente en refrescos, jugos con aditivos y bebidas energéticas, es uno de los mayores riesgos nutricionales. De acuerdo con Healthline, esta forma de azúcar es más perjudicial que cuando se ingiere a través de alimentos sólidos. Las investigaciones muestran que el cuerpo procesa estas calorías líquidas de manera diferente, lo que tiene un mayor impacto metabólico.
Alimentos fritos: una fuente de grasas trans y exceso de sodio
Productos como las donas o el pollo frito no solo son ricos en grasas, sino que, además, estas grasas suelen ser trans, las cuales están asociadas con el aumento del colesterol LDL (el considerado "malo"). A esto se le suma el elevado contenido de sal, que contribuye a la hipertensión arterial y aumenta el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares, según Precision Orthopedics & Sports Medicine.
Carnes procesadas: riesgo de cáncer y enfermedades crónicas
El consumo frecuente de carnes procesadas, como el tocino y las salchichas, ha sido vinculado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Según Eat This, Not That!, estos riesgos están relacionados con los aditivos como el nitrato de sodio y el fosfato de sodio, utilizados para prolongar su vida útil.
Pan industrial: una fuente oculta de calorías vacías
El pan industrial, especialmente el blanco, suele contener una mezcla de emulsionantes, conservantes y azúcares diseñados para acelerar su proceso de producción y extender su conservación. Aunque su consumo no está completamente contraindicado, BBC Good Food señala que este pan puede representar hasta el 11% de las calorías diarias en algunas dietas, recomendando optar por versiones con menos aditivos.
Cereales azucarados: un desayuno que puede desregular el metabolismo
Aunque los cereales dirigidos al público infantil se comercializan como alimentos fortificados, muchos de ellos contienen altos niveles de azúcar, poca fibra y bajo contenido proteico. Según BBC Good Food, su proceso de fabricación elimina los beneficios naturales de los granos y puede alterar el metabolismo al aumentar las respuestas glucémicas.