Hace escasos días tuve el honor de asistir a la cena anual del 25º aniversario del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), un evento en el que tuve la posibilidad de mantener profundos intercambios con personalidades de diferentes sectores sociales de la Argentina.
Por Wang Wei
Para La Nación
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La mayoría de ellos coincidieron en elogiar los “dos milagros” del rápido desarrollo económico y la estabilidad social a largo plazo que la República Popular China alcanzó a través de la reforma y la apertura iniciada hace más de 40 años. Asimismo, expresaron su profunda preocupación por algunos aspectos del escenario global, como el ascenso del unilateralismo y el proteccionismo, y las guerras comerciales y arancelarias que se vienen desarrollando.
Vivimos en una era llena de retos, pero también de esperanza. Con el telón de fondo de una lenta recuperación económica mundial, la economía china presentó en 2024 un impresionante balance de crecimiento interanual del 5%, contribuyendo en alrededor del 30% al desarrollo económico mundial, en una posición de vanguardia frente a las principales economías mundiales.
Los continuos avances en la inteligencia artificial, la computación cuántica, la fabricación avanzada, entre otros campos, así como la rápida integración de tecnologías emergentes como el 5G, el internet industrial y la producción inteligente, han dado un fuerte impulso a la modernización industrial, inteligente y ecológica de China, además de proporcionar amplias oportunidades para que países de todo el mundo -incluida la Argentina - amplíen su cooperación bilateral y fomenten su propio desarrollo.
Ante un entorno internacional volátil, China siempre se ha adherido al multilateralismo verdadero, siempre ha promovido la globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva, y siempre se ha comprometido con la construcción de una economía mundial abierta.
El presidente Xi Jinping se reunió recientemente en Pekín con más de 40 representantes de la comunidad global que invierte en China, entre ellos empresarios de las firmas Apple, Samsung, Tesla, Volkswagen, Mercedes Benz, HSBC y la brasileña Vale. Frente a ellos, calificó como “inquebrantable” el impulso de China a la reforma y la apertura, sostuvo que la puerta de esa apertura se ensanchará cada vez más, y ratificó que no habrá modificaciones en la actual política de atracción de inversión extranjera. Su mensaje fue una clara señal de que China no sólo está decidida a ampliar a un alto nivel su apertura al exterior, sino también a apoyar a las empresas multinacionales para que inviertan y prosperen en el territorio chino.
En la actualidad, los inversores extranjeros han creado un total de 1,24 millones de empresas en China, con un volumen de capital de casi 3 trillones de dólares estadounidenses. Casi el 90% de las empresas extranjeras están satisfechas con el entorno empresarial de China, casi el 80% de las firmas extranjeras mantienen una cadena de producción y suministro estable en China, y casi el 50% de ellas esperan un aumento en sus beneficios, según revelaron varias encuestas internacionales.
En lo que va de 2025, las empresas BMW y Huawei han alcanzado sendos acuerdos de cooperación, la megafábrica de almacenamiento de energía de Tesla se ha puesto en producción en Shanghai, y AstraZeneca ha invertido 2500 millones de dólares adicionales para establecer un nuevo centro de investigación y desarrollo. El hecho de que muchas firmas extranjeras de peso sigan invirtiendo en China demuestra plenamente que el crecimiento económico sostenido del país, su mercado a gran escala, su excelente apoyo industrial y su dinámica innovadora han aportado ventajas significativas para el desarrollo de las empresas. Se trata de la mejor plataforma para que el capital y la industria de todo el mundo participen en la nueva ronda de revolución científica, tecnológica y de transformación productiva.
En este contexto, las estructuras económicas e industriales de China y la Argentina son altamente complementarias, con amplias perspectivas de cooperación económica, comercial y de inversión. En la actualidad, China está acelerando su modernización con una apertura al exterior a un alto nivel, mientras que la Argentina también se encuentra en un período clave de profundización de reformas estructurales y de expansión de la cooperación económica, comercial y de inversión con el exterior.
Confiamos en poder trabajar con todos los sectores de la Argentina para seguir explorando el potencial de la cooperación pragmática en diversos campos, resistir en forma conjunta las contracorrientes históricas de “desvinculación y ruptura de la cadena” y de “construcción de patios pequeños y muros altos”, salvaguardar el sistema multilateral de comercio y estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales, y construir un orden económico mundial abierto, diversificado y estable, a fin de promover una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva que permita lograr juntos una mayor revitalización y desarrollo.