Controlarse la presión arterial es una de las medidas más básicas y efectivas para prevenir enfermedades cardiovasculares, pero hay muchas personas que desconocen que existe un modo adecuado de medirla en sus casas.
La presión arterial es uno de los indicadores más importantes de la salud cardiovascular, cuyos valores reflejan cómo el corazón y las arterias trabajan en conjunto para distribuir la sangre a todo el cuerpo.
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Controlarse la presión arterial es una de las medidas más básicas y efectivas para prevenir enfermedades cardiovasculares, pero hay muchas personas que desconocen que existe un modo adecuado de medirla en sus casas, ya que, no solo importa el tensiómetro hogareño que se utiliza, sino que también incide la postura, el momento del día, incluso la cantidad de veces que se la toma.
Uno de los problemas más comunes es la falta de estandarización en la técnica de medición de la presión. Si no se mide siempre de la misma manera, los valores pueden no ser comparables en el tiempo, por lo cual hay que tomar recaudos tomar al momento de monitorearse de manera domiciliaria y algunas pautas para aplicar, según Baratta son:
En principio, se debe saber los valores de referencia y el doctor Sebastián Obregón, jefe del Centro de Hipertensión Arterial del citado centro de salud, dijo que “los normales han sido durante mucho tiempo materia de discusión en medicina, entendiendo por ‘normal’ aquellos parámetros que no generan daño en la gran mayoría de la población”. En ese sentido dijo que, por consenso científico, estos valores son: menos de 130 milímetros de mercurio (mm Hg) para la presión arterial sistólica, y menos de 80 mm Hg para la diastólica.
El experto añadió: “Si las mediciones dan valores iguales o superiores a 140-90 repetidamente en el tiempo, recién entonces podríamos estar frente a un cuadro de hipertensión. En el caso de las mediciones domiciliarias, la referencia es ligeramente distinta, 135-85, por algo que llamamos ‘fenómeno de guardapolvo blanco’: la tensión adicional, de estrés, que los pacientes sienten en el consultorio”.
La predisposición a tener presión alta está determinada por múltiples factores: genéticos, hormonales, ambientales, etcétera. “Hoy sabemos que hay más de 1000 genes vinculados al mal control de la presión arterial. Pero también influyen el consumo de tabaco, el sedentarismo, la diabetes, la obesidad, el estrés crónico, el ruido ambiental, por citar algunos factores de riesgo”, detalla Obregón.
Agrega que incluso existen jóvenes con hipertensión arterial al señalar que en un estudio reciente del equipo del mencionado Hospital que lideró con la doctora Carol Kotliar, se encontró que entre el 20 y el 30 % de los pacientes de entre 20 y 40 años presentan un envejecimiento prematuro de sus arterias a causa de un alza en la rigidez de su sistema arterial, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedad cardiovascular”.
Cuando de presión se trata, además del monitoreo regular, mantener hábitos saludables es esencial. “Reducir el consumo de sodio y evitar el tabaco, por ejemplo, contribuyen a mantener la presión arterial dentro de los valores adecuados”, agrega el jefe del Centro de Hipertensión Arterial, que pone especial énfasis en el deporte y explicó el motivo.
“Cuando hacemos ejercicio, los músculos necesitan más oxígeno. Para llevarles ese oxígeno, el cuerpo aumenta el flujo de sangre y las arterias se ensanchan para permitir ese mayor paso de sangre. Este ensanchamiento de las arterias reduce la resistencia al flujo sanguíneo. Como la sangre circula más fácilmente, la presión dentro de las arterias baja. Además, con el tiempo, el ejercicio mejora la elasticidad de las arterias, lo que también ayuda a mantener la presión arterial más baja”, culminó.