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Opinión y Actualidad

Crítica de "No hay amor perdido"

La segunda película como director del francés Erwan Le Duc es un drama teñido de comedia (o viceversa) sobre un padre joven y una hija adolescente que han tenido que crecer juntos cuando la madre los abandonó.

12/02/2025

Por Roger Salvans
Para Fotogramas

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Presentado en Cannes 2023, el segundo film como director del francés Erwan Le Duc confirma lo que ya apuntaba su ópera prima, la atípica 'Perdrix' (2019). Por un lado, un inconfundible y marcado estilo visual, que sigue la estela de la puesta en escena de un primerizo Michel Gondry, el Jean-Pierre Jeunet de 'Amélie' (2001) o, incluso, el perfeccionismo milimétrico de Wes Anderson. La composición de la imagen, la preparación del encuadre y el juego de colores son marca de fábrica de un cineasta que, por otro lado, hace del cóctel de géneros otra de sus señas de identidad.

Este es el caso de 'No hay amor perdido', un drama teñido de comedia (o viceversa) en el que la ligereza del tono difumina la dureza del fondo: la historia de un padre joven y una hija adolescente que han tenido que crecer juntos cuando la madre los abandonó. El film danza constantemente, del slapstick de la secuencia de arranque al melodrama de su final, siguiendo a veces un son que descoloca al espectador que, eso sí, tiene en un ‘busterkeatiano’ Nahuel Pérez Biscayart y la joven Céleste Brunnquell a unos maestros de baile que marcan siempre el paso.

Para espectadores que sientan más necesaria que nunca la poesía.

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