Opinión y Actualidad

Crítica de "A Different Man"

"A Different Man" conecta la ciencia ficción de Cronenberg con la comedia costumbrista de Woody Allen y el surrealismo que invoca a David Lynch.

31/01/2025

Por Manu Yáñez
Para Fotogramas

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Concebida como una relectura neurótica y subversiva del cuento de 'La bella y la bestia', 'A Different Man' sintetiza las inseguridades y angustias del hombre contemporáneo en el cuerpo de un personaje quebrado por dentro y por fuera. Interpretado con gran determinación por Sebastian Stan –el Soldado de Invierno de la factoría Marvel–, Edward vive acongojado por una enfermedad genética que ha convertido su rostro en un avispero tumoral, pero cuando un tratamiento experimental abre la puerta a una curación milagrosa, la supuesta luz de la belleza normativa se va convirtiendo en pura tiniebla autodestructiva.

Con este suculento material narrativo, el director Aaron Schimberg –un primera espada del joven indie– elabora una propuesta fílmica que entrelaza con eficacia tres líneas de discurso. En primer lugar, está la idea del pastiche posmoderno, que aflora en la capacidad del cineasta para imbricar la ciencia ficción cronenbergiana, la comedia costumbrista con guiños a Woody Allen y la ficción de corte surrealista que invoca a David Lynch desde la perspectiva de Charlie Kaufman. Luego, está el modo en que 'A Different Man' interpela con urgencia a la realidad actual, marcada por una masculinidad tan extraviada como desbordada por los feminismos, aunque Schimberg dota al film de una dimensión intemporal combinando rasgos futuristas con una estética 'vintage' (la Nueva York de la película remite a los thrillers urbanos que Martin Scorsese dirigió en los años 70 y 80).

Y así llegamos hasta la tercera línea discursiva de 'A Different Man', que apunta a un registro fabulístico que trasciende el intertexto y la sociología. Ahí, Schimberg alumbra una alegoría claustrofóbica y kafkiana sobre la identidad humana como un territorio dominado por el desasosiego inconformista. En este sentido, tirando de cinefilia, resulta tentador leer la película como un remake de 'Vértigo' (1958) de Hitchcock, pero con los géneros cambiados. Esta vez es una mujer (Renate Reinsve) la que, empujada por la obsesión, intenta modelar a un nuevo hombre a imagen y semejanza de su antiguo objeto de deseo.

Para sibaritas de la comedia negra más neurótica.

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