¿Puede una bebé haber sufrido muchísimo más que su abuela? El poema “Canción al pueblo judío asesinado” describe lo que le pasaba a esta bebé durante el Holocausto: “Yo la miraba, yo observaba/ a esa niñita de dos años, a esa viejecita/ a esa abuelita./ Cien años de edad tenía esa nenita judía,/ su serenidad, su enorme pena./ Lo que esa abuela no había visto en sueños siquiera,/ lo había visto en la realidad esta niña”.
Por Mario Eduardo Cohen
Para La Nación
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Esta poesía fue escrita por el poeta Itzjok Katzenelson, asesinado en Auschwitz.
Hoy es un buen momento para recordar y hacer algunas reflexiones sobre el Holocausto (o Shoá). Justamente estamos conmemorando el 80° aniversario de la liberación de Auschwitz con la entrada de las tropas soviéticas. Primo Levi denominó a este campo de exterminio “la capital del imperio de los campos de concentración”. Allí, en poco más de tres años fueron masacradas más de 1.100.000 personas, en su gran mayoría judíos, pero también homosexuales, patriotas polacos y rusos, gitanos y testigos de Jehová.
¿Cómo medir el descenso al salvajismo que representó el Holocausto, uno de cuyos engranajes centrales fue Auschwitz? El filósofo Jean-François Lyotard señaló que el Holocausto fue como un gigantesco terremoto que también destruyó los sismógrafos que podían medir su magnitud. Al respecto, decía el historiador Ian Kershaw: “Frente a Auschwitz, la capacidad de explicación del historiador resulta insuficiente”. El lenguaje solo puede expresar una parcela de esta bestialidad. La misma crueldad que, salvando las distancias, repitió el grupo terrorista Hamas en el fatídico 7 de octubre de 2023.
Según José Menascé, Auschwitz se caracterizaba por la continua mentira. Las víctimas suponían que iban a los campos a trabajar o que se dirigían a salas de duchas higiénicas, cuando en realidad iban a cámaras de gas.
Respecto del Holocausto expresó el papa Francisco: “Recordar es expresión de humanidad, recordar es señal de civismo, recordar es condición para un futuro mejor de paz y fraternidad, recordar es también tener cuidado para que estas cosas no vuelvan a suceder”.
Debemos “recordar” en el sentido etimológico de la palabra, es decir, “volver a pasar por el corazón”.
Advierte Claude Levi-Strauss que “nada indica que los prejuicios raciales disminuyan; y todo conduce a pensar que, luego de breves treguas locales, resurgen en otras partes con una intensidad mayor”. Justamente hemos vivido durante los años 2023 y 2024 un grave resurgir del antisemitismo y del racismo. Un lamentable olvido de lo ocurrido hace ocho décadas. Nadie se puede mantener indiferente.
Volviendo al pasado, sostiene Ian Kershaw: “El camino que va a Auschwitz se construyó con el odio, pero se pavimentó con la indiferencia”. Complementa esta reflexión el historiador Yehudá Bauer, quien enunció tres nuevos mandamientos que tenemos los seres humanos luego de la Shoá: “No serás una víctima. No serás un perpetrador. No serás un espectador”. Agrega Elie Wiesel: “Hemos aprendido algunas lecciones: que todos somos responsables y que la indiferencia es un pecado y merece un castigo. Hemos aprendido que cuando la gente sufre no podemos ser indiferentes”. En palabras de Hannah Arendt: “El mal no siempre viene de grandes actos, sino de la indiferencia colectiva”.