Sería con datos más objetivos como los problemas de salud o el tamaño de la cintura y ofrecería parámetros más precisos.
Un grupo de expertos de todo el mundo propuso una nueva forma para definir y diagnosticar la obesidad, reduciendo el énfasis en el controversial índice de masa corporal (IMC) con la esperanza de poder identificar de mejor forma a aquellas personas que necesitan tratamiento para la enfermedad provocada por el exceso de grasa corporal.
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Según las recomendaciones, la obesidad ya no quedaría definida únicamente por el IMC, un cálculo de la altura y el peso de la persona, sino por una combinación de otras mediciones, como la circunferencia de la cintura, y evidencia de problemas de salud relacionados con los kilos de más.
El informe presenta dos nuevas categorías de diagnóstico: obesidad clínica y obesidad preclínica. Las personas con obesidad clínica cumplen con el IMC y otros parámetros de obesidad, además de que en sus casos existe evidencia de fallas en órganos, tejidos u otros problemas causados por el exceso de peso.
Esto podría incluir enfermedades cardíacas, hepáticas o renales, hipertensión arterial, o dolor crónico severo de rodilla o cadera. Estas personas serían elegibles para recibir tratamiento, incluidas intervenciones de dieta y ejercicio, y medicamentos para la obesidad. Las personas con obesidad preclínica corren el riesgo de padecer estas condiciones, pero no tienen ninguna enfermedad, según el estudio.
Según los nuevos criterios, alrededor del 20% de las personas que encajan en la definición actual de obesidad ya no estaría bajo esos parámetros, de acuerdo con un análisis preliminar. Aproximadamente el 20% de las personas con efectos graves para la salud, pero con un IMC más bajo, ahora sería obeso clínico, destacaron los expertos. “No cambiaría drásticamente el porcentaje de personas definidas como obeso, pero diagnosticaría mejor a las personas que en realidad tienen un exceso de grasa de importancia clínica”, dijo Cummings.
Las nuevas definiciones cuentan con el apoyo de más de 75 organizaciones médicas en todo el mundo, pero se desconoce qué tan rápido se pueden implementar. El informe reconoce que la implementación de las recomendaciones conllevará costos e implicaciones significativas para la fuerza laboral.
“Hay problemas prácticos a considerar”, dijo la doctora estadounidense Katherine Saunders, experta en obesidad en Weill Cornell Medicine. Medir la circunferencia de la cintura suena simple, pero los protocolos difieren, muchos médicos no están capacitados con precisión y las cintas métricas médicas estándar no son lo suficientemente grandes para muchas personas con obesidad.
Además, determinar la diferencia entre la obesidad clínica y preclínica requeriría una evaluación de salud integral y pruebas de laboratorio, señaló. “Para que se pueda adoptar de forma extendida un nuevo sistema de clasificación, también tendría que ser sumamente rápido, económico y confiable”, dijo.