X
Opinión y Actualidad

De las amistades peligrosas a la integración con el mundo

Cuando se trata de evaluar el primer año de gestión de Javier Milei conviene seguir el consejo de Néstor Kirchner: “No escuchen lo que digo, miren lo que hago”. En medio de un huracán de declaraciones muchas veces agresivas y extemporáneas hay una gestión que ha respondido con eficiencia al drama heredado del gobierno anterior.

Hoy 07:47

Por Fernando Iglesias
Para La Nación

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

En Economía, la inflación está bajando, los activos siguen subiendo, el dólar está domado y la economía, los salarios y el consumo empiezan a recuperarse. En Seguridad, los habitantes de Buenos Aires ya no somos rehenes de los piqueteros, ni los rosarinos, víctimas impotentes de las mafias. En lo social, los esclavos de los planes asistenciales empiezan a liberarse y los gerentes de la pobreza visitan por primera vez los tribunales. Economía, seguridad y asuntos sociales, los tres principales sectores destruidos por las gestiones del peronismo y los principales reclamos de la sociedad, toman el rumbo de la racionalidad, y el país respira aliviado.

Lo mismo puede decirse de las relaciones internacionales. Detrás de las declaraciones altisonantes contra los organismos multilaterales y sus agendas hay una gestión que ha invertido todos los parámetros con que los cuatro gobiernos peronistas habían reducido a ser un paria internacional, llevándolo a aislarse del mundo democrático y someterse a amistades peligrosas. La Argentina paranoica que militaba con los chicos malos del planeta parece haberse disipado en el aire.

Un año atrás, nuestro país estaba aliado a los ayatolás iraníes que detonaron la embajada de Israel y la AMIA a través de un pacto de impunidad. Hoy está a favor de Israel y su derecho a defenderse. Íbamos a ser la puerta abierta para Putin en América Latina. Ahora, lideramos la defensa de Ucrania y nuestro presidente ha sido premiado con la más alta condecoración, la Orden de la Libertad, por el presidente Zelensky. Hasta el año pasado, hacíamos negocios oscuros con la dictadura asesina de Maduro. Hoy, Argentina es líder en el apoyo regional a la oposición venezolana y Milei acaba de recibir a Edmundo González, presidente electo de Venezuela, en la Casa Rosada, saliendo al balcón con él a saludar a miles de exiliados venezolanos. Israel. Venezuela. Ucrania. Tres giros de 180 grados que serían suficientes para cerrar con un balance positivo este año de gestión. Pero no es todo.

Este gobierno, que muchos decían que iba a destruir el Mercosur, está trabajando hoy para dejar atrás la crisis que lo paraliza desde hace años, y que lo ha transformado en lo que nunca debió ser: un muro que nos separa del mundo en vez de un puente que nos une a él. Para esto, el crucial acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que desde su aprobación durante la gestión Macri-Faurie llevaba cuatro años de bloqueo y que en 2023 perdió la oportunidad de desbloquearse por la negativa de Alberto Fernández, está en marcha. Faltan varios pasos para su entrada en vigor, pero en diciembre, con la asunción de la Argentina a la presidencia del Mercosur, se reabrió una ventana de oportunidades para crear el mayor mercado económico del mundo y más que duplicar el volumen del PBI mundial con el que la Argentina sostiene tratados de libre comercio e inversión.

Hoy, el Gobierno trabaja para que el Mercosur tenga una tarifa externa razonable y con pocas excepciones, similar a la de otros bloques regionales, y para que el Mercosur se constituya como un verdadero mercado común que facilite el libre comercio y la integración de las grandes cadenas de producción necesarias para toda economía de escala. Y a nivel institucional, se impulsan tres reformas: 1) la creación de una agencia regional del Mercosur contra el crimen transnacional organizado que siga el exitoso modelo de la Direzione Nazionale Antimafia italiana, Eurojust y Europol; 2) la profundización de la cláusula democrática del Mercosur, que deje afuera del bloque a las dictaduras que pretenden ser democráticas; y 3) una reforma estructural del Parlasur, que disminuya radicalmente su costo al mismo tiempo que le otorga capacidades legislativas de media sanción en temas regionales, sometidos luego a ratificación por los congresos y gobiernos nacionales.

A nivel legislativo, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, que presido, ha duplicado el ritmo de aprobación de acuerdos y tratados internacionales de la anterior gestión. Más de dos tercios de los dictámenes con categoría de proyecto de ley aprobados este año por la Cámara de Diputados (36 sobre 51) salieron de esta comisión. Casi todos, tratados internacionales que dormían en los cajones. Entre ellos, acuerdos de protección de inversiones con países como Emiratos Árabes; de cooperación en Defensa, con República Checa e Italia; de servicios y tráfico aéreo, con Canadá e Israel; de comercio electrónico y roaming, con los países del Mercosur; y de extradición con Brasil, República Checa y El Salvador, etcétera, que junto a la aprobación de las credenciales de los cónsules honorarios de 18 países representados en nuestra nación fueron firmados –con una sola excepción– por todos los bloques representados en la Comisión, incluyendo la oposición peronista.

Además, mantuvimos una comunicación permanente y directa con los familiares de los argentinos secuestrados por Hamas; con María Corina Machado, Edmundo González Urrutia, su comando electoral y la oposición venezolana; y con las principales autoridades parlamentarias de Ucrania; y aprobamos resoluciones contra el fraude y la tortura y a favor de la democracia en Venezuela, por la liberación de los rehenes secuestrados por el terrorismo islámico en Gaza y contra la criminal invasión rusa a Ucrania, de las que participaron casi todos los bloques. No es mucho lo que se puede aportar desde una comisión en estos temas, pero lo que podía hacerse para incrementar la presión internacional contra Putin, Maduro y los ayatolás del terror se hizo.

Si se considera la debilidad parlamentaria de las fuerzas favorables al cambio, el balance de la gestión en Relaciones Internacionales no se queda atrás respecto de los logros obtenidos por otros ministerios. Queda el compromiso de concretar procesos ya iniciados –como el acuerdo de libre comercio con la EFTA (Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza) y la entrada de la Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)– y el desafío de abrir nuevas perspectivas, como la de un tratado de libre comercio entre la Argentina y los Estados Unidos que repare el daño infligido al país por la abolición del ALCA (2005), que debemos a Néstor, Chávez y Maradona; acuerdo que podría ampliarse a nivel regional uniendo el Nafta y el Mercosur.

En resumen, de las tiranías a las democracias y del aislamiento internacional a la integración a la región y al mundo. Un giro de 180 grados que recién empieza.