La actriz recuerda el rodaje de uno de sus filmes más aclamados como una ordalía, aunque está orgullosa de él.
De Lady Macbeth a Viuda Negra, de Dune: Parte Dos a Oppenheimer, Florence Pugh es una actriz de trayectoria, cuanto menos, variada. Y esa propensión suya a los saltos sin red le ha deparado muchas satisfacciones (incluyendo una nominación al Oscar por Mujercitas), pero también ha hecho que se asome al abismo en alguna ocasión.
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En una entrevista con el podcast Reign With Josh Smith (vía Variety), Pugh ha reconocido que una de sus películas más aclamadas fue también una tortura que no piensa repetir. Algo que, puntualiza la actriz, no se debió al director ni a sus compañeros de equipo, sino al papel que interpretaba y sus exigencias de llegar hasta el límite.
"No puedo volver a hacerla, es demasiado"
La película en cuestión es Midsommar, el tour de force de terror nórdico que Pugh rodó en 2019 a las órdenes de Ari Aster. Su interpretación en la película resultó, ahora lo sabemos, tan estresante para ella como para el espectador.
Florence Pugh
"Ha habido papeles en los que he puesto demasiado de mí misma y después me han dejado rota durante mucho tiempo", explica la actriz. "Como cuando hice Midsommar. Está claro que me dejé llevar hasta lugares en los que me hice daño a mí misma".
"Para tener las ideas claras con estas cosas necesitas pensar: 'Vale, no puedo volver a hacerlo porque ha sido demasiado", prosigue. "Pero entonces reviso mi trabajo y me siento muy orgullosa de lo que hice, y muy orgullosa de lo que salió de mí. Aun así, está claro que hay cosas de ti misma que debes respetar".
Aun así, que nadie se confunda: los malos recuerdos de Florence Pugh hacia Midsommar vienen de su trabajo, y en ningún caso de su colaboración con Ari Aster, un director al que ha descrito como "un genio chiflado" y "un comediante nato" empeñado en hacerla reír durante la producción.