La ansiedad y la depresión representan un desafío para las empresas, con un impacto económico que evidencia la importancia de cuidar el bienestar emocional de los empleados como estrategia clave.
La salud mental se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes para las empresas en todo el mundo. Cada año, la depresión y la ansiedad provocan la pérdida de unos 12.000 millones de días laborales, lo que representa un costo global de 1 billón de dólares, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Solamente hay 19 países en el mundo con un PBI de 1 billón o más. Es decir que el costo económico de los problemas de salud mental es mayor al PBI del 90% de los países.
El sector financiero es uno de los más afectados. Un estudio de Deloitte, citado este lunes por el Financial Times, reveló que el 17% de los empleados británicos en finanzas y seguros presentan los tres síntomas principales del burnout —agotamiento, menor rendimiento y desconexión mental—, frente al promedio del 12% en otros sectores. Además, el costo anual por empleado con problemas de salud mental en esta industria asciende a 6.800 dólares, más del doble que en otros rubros.
“La magnitud del problema es muy preocupante, sobre todo entre los jóvenes”, dijo al influyente diario británico Kate Pickett, catedrática de Epidemiología de la Universidad de York. “La gente se pregunta si simplemente estamos midiendo más enfermedades mentales porque la gente está más dispuesta a informar de ellas”, añadió. “Pero el aumento ha sido tan enorme que hay algo real”.
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Según los expertos, los factores que agravan esta crisis van desde el encarecimiento del costo de vida hasta la influencia de las redes sociales, acentuados por el impacto de la pandemia de COVID-19. Un informe de la OMS señala que los casos de depresión aumentaron un 25% en 2020 y 2021. Aunque las cifras han mejorado, todavía no se alcanzan los niveles previos a la pandemia, dijo al FT Dan Chisholm, especialista en salud mental de la OMS.
“Todavía no hemos vuelto a los niveles anteriores a la pandemia”, comentó Chisholm. “Algunas personas siguen sufriendo una enorme resaca de la pandemia”.
En este contexto, los líderes empresariales comienzan a priorizar el bienestar emocional de sus empleados. “Los ejecutivos deben estar dispuestos a dialogar abiertamente sobre salud mental”, destacó John Flint, ex CEO de HSBC y actual responsable del Fondo Nacional de Riqueza del Reino Unido.
Elizabeth Hampson, la directora de la investigación de Deloitte, dijo qué, además, el deterioro del bienestar de los jóvenes estaba aumentando la presión sobre los padres que trabajan. Dijo que hoy, uno de cada cinco niños puede llegar a tener un trastorno de salud mental en 2023, frente a uno de cada nueve en 2017.
Añadió que las preocupaciones de los padres por la salud mental de sus hijos cuestan a las empresas británicas 8.000 millones de libras al año (mil millones de dólares).
MindForward Alliance, una empresa multinacional, realizó una encuesta entre 12.200 trabajadores. Algunas de las conclusiones fueron qué, por ejemplo, los problemas de salud mental son más comunes dentro las compañías de servicios financieros y firmas de abogados. Aún así, son los rubros dónde más se tratan estos problemas.
A su vez, el estudio marcó que cuando los ejecutivos de las empresas tratan el tema de salud mental en el lugar de trabajo, un 85% de sus trabajadores se sentían apoyados. Cuando el problema es ignorado o evitado por los ejecutivos, tan sólo un 31% sentía apoyo.
Alison Unsted, CEO de MindForward, advirtió que el creciente estigma hacia los problemas de salud mental puede generar retrocesos. “Hay más retórica inútil circulando por ahí, con gente que utiliza términos como ‘copo de nieve’ y empieza a señalar a la salud mental como causa de inactividad en la economía”, dijo.
“Me temo que esto está llevando a un aumento del estigma que impedirá a la gente hablar de ello. Es un reto para nosotros y nuestros socios comerciales, pero seguiremos luchando”, dijo al FT.
Lo que está claro es que las empresas que invierten en bienestar reportan beneficios concretos. Un ejemplo es el de Brightstar Group, una firma británica de servicios financieros, que ha implementado reuniones mensuales con coaches y equipos especializados en salud mental, lo que ha reducido la rotación de personal, el ausentismo por enfermedad y ha mejorado la productividad en un 40-60%.
Esto se dio principalmente luego de qué el CEO de la compañía, Rob Jupp, confesara sus complicaciones con la salud mental. “Hablar de mi salud mental me cambió la vida, y ahora quiero que mis empleados tengan esa oportunidad”, afirmó al influyente diario británico. “Me avergüenza haber tardado tanto en abrirme. Cuando crecía, no era aceptable mencionar tu salud mental. Luego empecé a hablar de ello y me sentí mucho mejor”.
La Universidad de Oxford, usando información del sitio web Indeed, llevó a cabo un estudio para ver si era conveniente, para los ingresos de las compañías, invertir en bienestar mental. Usaron la respuesta de un millón de trabajadores de 1.782 empresas norteamericanas que cotizan en bolsa, y los resultados fueron impactantes.
Jan-Emmanuel De Neve, profesor de Economía en Oxford y director del Centro de Investigación del Bienestar, confirmó qué existe una “fuerte relación positiva entre el bienestar de los empleados y los resultados de la empresa”.
“Hemos comprobado que la forma en que la gente se siente en el trabajo es un buen indicador de los futuros resultados financieros y bursátiles”, dijo De Neve.
Tan es así que las 100 empresas financieras que mejores puntuaciones obtuvieron en bienestar laboral superaron, desde enero de 2021, en un 11% al S&P 500, uno de los índices bursátiles más importantes de Estados Unidos.