¿Podrán convivir en paz y libertad gente de diversas etnias y religiones a las que, desde niños, los educaron para desconfiar, temer u odiar al distinto?
Por Carlos Ruckauf
Para Clarín
Luego de la más cruel y sangrienta guerra civil del siglo XXI, ha caído la dictadura de Al Assad en Siria. Esta guerra deja como testimonio de su paso un terrible saldo de 14 millones de exiliados y más de 500.000 muertos. ¿Qué le espera al sufrido pueblo sirio?
Las primeras instrucciones de Abud Muhammad al Golani fueron en el buen sentido: respeto por las distintas realidades, en un país con diversas etnias y creencias. Los ganadores son sunitas, como la nueva “potencia protectora”: la Turquía de Recep Erdogan. Los expulsados del poder, en cambio, son alauitas. Esta es una rama religiosa que forma parte del extenso mundo chiita, que a su vez es liderado por Irán y su brazo armado en la región: Hezbollah.
El triunfo de los mujaidines, armados por Ankara y respaldados por el apoyo aéreo de Turquía, fue beneficiado por la acción de Israel, que en sólo dos meses, destruyó gran parte del arsenal y de la capacidad operativa de Hezbollah.
Otro factor clave fue la inacción de Rusia, quien dejó caer a su viejo aliado, Al Assad. Putin le da asilo en Moscú a él y a su familia. De esta manera, le otorga protección, pero se asegura también el control sobre cualquier acción o movimiento futuro del ex dictador sirio. La decisión de Putin de concentrar todo su esfuerzo en Ucrania, parece insuficiente como razón.
Es probable que para Moscú, un “protectorado” de Erdogan sea preferible al de Teherán. Si fuera así, no tendrá problema en mantener los puertos de Tartus y Base Aeronaval de Jmeimim en Latakia. Dos lugares clave para su flota del Mediterráneo.
Veremos cómo continúa el desarrollo de este conflicto y cuánto de esto tiene ver con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Rusia sólo ganó territorio con dos administraciones: la de Obama y la de Biden.
Mientras esto ocurría, Netanyahu aprovechó la desbandada del ejército regular sirio y se apoderó o destruyó las baterías antiaéreas que le impedían atacar a Irán. Ahora la ruta de ataque le ha quedado despejada. De esta forma, podrá utilizar las otrora baterías sirias para repeler a la aviación persa.
Israel también está destruyendo depósitos de armas y otros puntos sensibles de la estructura militar del régimen derrotado.
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El pueblo sirio puede festejar el fin de una brutal dictadura, pero el futuro es aún una incógnita. ¿Podrán convivir en paz y libertad gente de diversas etnias y religiones a las que,desde niños,los educaron para desconfiar,temer u odiar al distinto?
Quienes salen de las mazmorras de la dictadura podrán convivir con los responsables de su padecer? Los que vuelven de los” campos de contención” donde millones han sufrido todo tipo de abusos , como podrán integrarse? Y finalmente, las potencias, que sobre el dolor de los sirios dirimieron sus diferencias,¿que harán esta vez?