Un romance que nació tímidamente en redes sociales y que hoy apuesta a una vida tranquila en el campo. La relación entre el mediático y su joven pareja desafía prejuicios y paradigmas.
“Yo me casé y soy antiguo, de los que pensábamos que el casamiento era para toda la vida, y me fue mal, fracasé”, confesó Guido Süller hace apenas unos meses en diálogo con Teleshow. A sus 63 años, el mediático relataba con crudeza el vacío que quedó tras el quiebre de su matrimonio: “Mi pareja me dejó y yo me quedé solo en una casa gigante”. Aquella mansión, que alguna vez albergó sueños compartidos, se convirtió en un símbolo de la soledad que lo acompañó durante años.
Sin embargo, cuando todo parecía indicar que su vida tomaría un rumbo hacia la resignación, un giro inesperado transformó su destino. Fue un joven oriundo de San Pedro de Jujuy, Hernán Sanabria, quien con apenas 21 años le devolvió la ilusión que Guido creía perdida. “Siempre pensé que haría mi vida en soledad”, reveló el mediático en una entrevista para Poco Correctos, todavía sorprendido por lo que el amor le tenía reservado.
“Nos conocimos por Instagram”, relató Guido en el programa de El Trece, con una mezcla de vergüenza y ternura en su voz. Según contó Hernán en una entrevista, fue él quien tomó la iniciativa al contactarlo a través de las redes sociales. Atraído por la historia de vida de Süller y su carisma, decidió escribirle, un acto impulsivo que marcó el inicio de largas charlas virtuales.
HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Meses después de aquel primer mensaje, el joven viajó a Buenos Aires para encontrarse con Guido. “No sé qué pasó, pero conocí a alguien que lo cambió todo”, reconoció el mediático. Lo que comenzó como una conexión casual pronto se convirtió en un vínculo profundo, cargado de complicidad y proyectos compartidos.
Para Guido, el desafío no era menor. La diferencia de 42 años entre ambos parecía ser un obstáculo difícil de sortear. “Jamás saldría con una persona menor, es veinteañero”, admitió, revelando su incomodidad inicial. “Me daba un poco de vergüenza. Siempre me gustaron más jóvenes porque el joven es más feliz. Nunca salí con gente de mi edad”.
Hernán, por su parte, se describe como un joven sencillo y amante de la naturaleza. En sus palabras, su relación con Guido trasciende cualquier estereotipo. “Somos compañeros de vida, nos apoyamos mutuamente y nos amamos”, afirmó con una seguridad que desarma cualquier prejuicio.
La conexión entre Guido y Hernán no solo desdibujó la brecha generacional, sino que también le dio al mediático una nueva perspectiva sobre sí mismo. “Me hace sentir vivo y fresco”, confesó el excomisario de a bordo, al dejar entrever cómo su pareja le enseñó a comprender las inquietudes y sueños de las nuevas generaciones.
Por su parte, Hernán encuentra en Guido una figura que le aporta sabiduría y fortaleza emocional. “Nos complementamos. Me encanta cómo me escucha, cómo me entiende”, aseguró el joven jujeño. Su relación, lejos de las críticas, se construye en el respeto mutuo y el deseo de construir un futuro juntos.
Guido y Hernán comparten un sueño que los motiva a seguir adelante: construir una vida juntos, alejados del ruido y las luces de la ciudad. Para ambos, la naturaleza representa un espacio donde pueden ser ellos mismos, lejos de las presiones mediáticas y las opiniones ajenas. “Estamos planeando mudarnos al campo. Queremos una vida tranquila, rodeados de paz”, explicó Hernán. Su visión de futuro incluye el cultivo de su propio alimento y la creación de un hogar donde prevalezca la armonía. Este proyecto es un símbolo de la fuerza de su relación, una apuesta por el amor en su forma más pura.
El amor entre Guido y Hernán contrasta profundamente con la etapa previa de la vida del mediático. Tras el fracaso de su matrimonio, Süller había adoptado una actitud de resignación. “Ya había decidido hacer mi vida solo en adelante, preparando una vida en soledad”, recordó.
Sin embargo, Hernán llegó para demostrarle que la vida siempre puede sorprender, incluso cuando parece haber perdido su brillo. En palabras de Guido: “Yo fracasé, pero la vida me dio otra oportunidad”.
Esta historia no solo relata un encuentro entre dos personas, sino que también invita a reflexionar sobre las formas en que el amor puede trascender las barreras sociales, culturales y generacionales. Guido y Hernán eligieron escribir su propia historia, desafiando los prejuicios y priorizando lo que realmente importa: el respeto, la compañía y el amor.